La segunda mano en auge: el boom de las apps de reventa y tiendas vintage

La moda de segunda mano, que durante décadas fue sinónimo de estigma y necesidad, vive hoy un momento de esplendor. Las aplicaciones de reventa están marcando una nueva era en la forma en que los consumidores entienden la moda. El fenómeno no solo responde a motivaciones económicas, sino también a una creciente conciencia medioambiental y a la búsqueda de exclusividad.
Economía y sostenibilidad: el motor del cambio
El ahorro económico sigue siendo la principal motivación de quienes apuestan por ropa de segunda mano. Comprar una chaqueta de marca a mitad de precio resulta irresistible para muchos bolsillos. Sin embargo, el factor ambiental tiene cada vez más peso. Frente a una industria textil que figura entre las más contaminantes del planeta, reutilizar prendas se percibe como un gesto de responsabilidad ecológica y prolongar la vida útil de una prenda reduce notablemente la generación de residuos.
La fast fashion se basa en ciclos de consumo cortos y producción masiva en países con mano de obra barata y genera tanto impactos sociales como ambientales. Frente a este modelo, la segunda mano se inserta en la lógica de la economía circular, donde las prendas no son desechos, sino recursos con nuevas oportunidades de uso.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la industria textil consume 93.000 millones de metros cúbicos de agua al año y genera el 10% de las emisiones globales de CO₂, y según la Comisión Europea al Parlamento Europeo, la UE origina 12,6 millones de toneladas de residuos textiles al año, lo que equivale a 12 kg de residuos por persona al año. En este contexto, reutilizar ropa es un acto de conciencia ecológica.
El papel de las apps, redes sociales y tiendas vintage
Las redes sociales son aliadas fundamentales de esta revolución. Plataformas como Vinted han revolucionado la forma de comprar y vender ropa usada, democratizando el acceso a este mercado. Si antes la segunda mano estaba limitada a mercadillos locales, hoy cualquier persona puede vender o comprar prendas con un clic.
“Hace tres años no me habría imaginado comprando ropa usada. Ahora, la mitad de mi armario es de Vinted”, confiesa Elsa Sanz, estudiante universitaria de 21 años. Como ella, miles de jóvenes en España y en el mundo están transformando el concepto de moda.
Redes sociales como Instagram o TikTok funcionan como escaparates donde influencers y consumidores comparten sus hallazgos vintage, normalizando el consumo de segunda mano. Por ejemplo, en TikTok el hashtag #ThriftTok acumula miles de visualizaciones mostrando hallazgos vintage y tutoriales de estilismo. Además, las redes no solo difunden tendencias, sino que también generan confianza en torno a la calidad de las prendas.
Las tiendas físicas de ropa vintage también han ganado protagonismo. Lejos de los antiguos mercadillos, hoy muchos locales de diversas ciudades ofrecen al consumidor una experiencia de compra distinta: permiten seleccionar prendas únicas, descubrir tesoros de décadas pasadas y contribuir a un consumo más sostenible. El auge de las tiendas de segunda mano va más allá de una moda pasajera. Es el reflejo de un cambio cultural liderado especialmente por millennials y Generación Z, que integran valores de sostenibilidad, autenticidad y ahorro en su consumo diario.

Fuente: GlobalData; Thredup
“Me encanta entrar aquí porque nunca sabes qué vas a encontrar”, comenta para este periódico Lucía Abad, clienta habitual de 20 años. “Al principio venía por curiosidad, pero ahora me gusta más que comprar en una cadena”, sostiene. También hay clientes mayores, como Antonio, de 72 años, que reconoce en una entrevista a EUSA NEWS que empezó a venir por su hija: “Ella me enseñó que no es ropa en mal estado. Ahora me encanta rebuscar y encontrar cosas de calidad que ya no se hacen. Sobre todo, ropa de deporte”.
La fundación Humana es uno de los referentes en España en el ámbito de la moda sostenible. Juan Carlos Montes, responsable de comunicación, explica que desde 2015 han notado un cambio progresivo en el comportamiento de los consumidores. “Cada vez más personas se acercan a la segunda mano no solo por precio, sino porque buscan coherencia con sus valores ambientales y sociales”, señala en una entrevista con Pearls Magazine.

Tienda PENINSULA VINTAGE | Fuente: elaboración propia
Montes recuerda que en 2023, Humana recogió casi 17.946 toneladas de ropa usada, el equivalente a más de 72 millones de prendas, gracias a una red de más de 5.000 contenedores distribuidos por toda España. “La prenda más sostenible es la que ya está fabricada”, resume Montes, enfatizando la importancia de dar segundas oportunidades al textil.
La fundación no solo impulsa la reutilización, sino que garantiza la rastreabilidad de cada prenda: lo que no se vende en tiendas se recicla o se exporta a países del África Subsahariana, donde la reutilización puede alcanzar el 98%. “Nuestro objetivo es que nada acabe en el vertedero”, añade. Además, Humana destina parte de sus beneficios a proyectos sociales y de cooperación en países en desarrollo.
Barreras y retos
A pesar del auge, aún persisten ciertos prejuicios y barreras. Una de las más recurrentes es la preocupación por la higiene o el estado de las prendas. También existen dificultades para encontrar tallas y estilos específicos. Sin embargo, estrategias como protocolos de limpieza, certificaciones de calidad y la ampliación de la oferta han comenzado a derribar estos obstáculos, reforzando la confianza del consumidor.
Un mercado en expansión
El negocio de la segunda mano no deja de crecer. Informes como los de ThredUp proyectan que la moda de segunda mano podría superar a la moda rápida en facturación en los próximos años. En España, el fenómeno se refleja en las cifras: aplicaciones como Vinted y Wallapop registran millones de usuarios activos cada mes, y las tiendas vintage se han multiplicado. Lo que comenzó como una alternativa económica se ha convertido en un movimiento cultural impulsado sobre todo por las generaciones jóvenes, que buscan prendas únicas, asequibles y un consumo más sostenible.

Fuente: GoTrendier y Thred Up / Periódico La República
En definitiva, en el siglo XXI se está haciendo de la segunda mano la primera opción.

Periodista en EUSA NEWS