Huelva revive la fe y la tradición en una Magna Mariana para el recuerdo

Tras 71 años, la Procesión Magna Mariana regresó para congregar a 24 imágenes coronadas y sacramentales, en una celebración que cohesionó lo religioso, lo cultural y lo social.
No fue solo una procesión; fue un reencuentro con raíces, un momento para mirar hacia dentro, hacia los pueblos y cofradías que han mantenido viva la llama y la tradición a la devoción mariana en toda la provincia. Desde Moguer, Lepe, Alájar, Aracena, Ayamonte… todas sus vírgenes peregrinaron con un mismo corazón hasta Huelva.
Lo que hace extraordinaria esta Magna Mariana no es solo el rito religioso, sino todo lo que lo precede y lo envuelve:
Muchas de estas imágenes tienen siglos de historia; el patrimonio artístico, la vida de las cofradías en cada municipio, la devoción popular y el legado histórico se conjugan para no dejar caer las raíces.
El Obispado, el Consejo de Hermandades, los Ayuntamientos, voluntarios, bandas de música… todos han aportado para que cada detalle, desde itinerarios hasta seguridad y logística, estuviera cuidado, dejando una estampa de calma y tranquilidad pudiendo disfrutar de todas y cada una de las cofradías sin mayores retrasos. Además desde el consistorio onubense se ha destacado las 110.000 personas aproximadamente atraídas al evento; en reservaciones de hotel, restauración, comercio, vida en las calles… Huelva ha respirado historia, turismo y acogida.
Destellos que marcaron la diferencia
Montemayor en el Polvorín
La Virgen de Montemayor, patrona de Moguer, vivió un traslado histórico unos días antes de la Magna. Fue hasta el barrio del Polvorín de Huelva, donde aguardaba su “sede” para los días grandes.
Ese recorrido, en andas, con los moguereños portando su imagen por calles engalanadas, música y emoción desbordada, resultó un preludio bellísimo: lo humano y lo divino se dieron la mano, la fe se hizo paisaje, comunidad y símbolo de identidad. El Polvorín, que no es solo barrio, se convirtió en epicentro de fervor.
El momento culminante llegó el día de la Magna cuando Montemayor, una de las imágenes más esperadas, cerró su recorrido entrando finalmente en la Iglesia del Sagrado Corazón, al filo de las 3 de la madrugada. Un cierre cargado de recogimiento, gratitud y emoción compartida.
A destacar también en el barrio del Polvorín las recogidas cargadas de emoción de la Virgen del Rosario y la Virgen de la Victoria Coronada, llena de vivas, cantes y pétalos, que engrandecieron aun más si cabe la devoción que se vive en este barrio onubense.
La Bella de Lepe en el Calvario
La Bella de Lepe protagonizó también un itinerario entrañable. Su traslado a Huelva comenzó el 18 de septiembre, viaje protegido y respetuoso, acompañada por su comunidad y hermandad, hasta la Capilla del Calvario.
Allí, en el Calvario, fue entronizada en su paso, quedando expuesta al culto hasta el día 20. Esa estancia no solo permitió que muchos devotos se acercaran en la intimidad del templo, sino que también ofreció un espacio de reflexión, recogimiento y belleza espiritual.
Durante la Magna, La Bella no solo participó con majestad en el cortejo: su presencia era expectación, punto de unión. Y tras la procesión, su retorno recorre de nuevo algo más que kilómetros; recorre gratitud, recuerdos, vivencias que quedarán tatuadas en quienes la acompañaron.
Huelva quedo impregnada de la fuerza de la Virgen de la Bella, Lepe supo acompañar a su patrona por todo lo alto sin dejar de lado sus tradiciones, el manto lleno de dinero en agradecimiento es un punto clave que ha dejado más que claro que la provincia sigue muy viva y sus tradiciones no son nada nuevas.

Estudiante de periodismo en Eusa, Narrador y Redactor en Hispanidad Radio.
Apasionado del deporte, en concreto del futbol.
De nacimiento onubense