‘Rocky Horror Madness Show’, la revolución del espectáculo

Subir las escaleras que dan acceso a la zona de cines del centro comercial Nervión Plaza, recorrer el camino hacia las salas que se encuentran junto a las taquillas – ahora las únicas habilitadas – , entregar tu entrada y sumergirte en un mundo del que saldrás poco más de dos horas después siendo una persona diferente a la que subía las escaleras. Este es el inicio del recorrido en el que acompañarás al elenco de actores del Rocky Horror Madness Show.
Desde la entrada en la sala, o incluso antes de entrar, los actores están inmersos en un papel del que jamás saldrán hasta finalizar la función. Abordar a los espectadores, meterlos en el espectáculo y que nadie salga de la sala sin dolor en el estómago a causa de la risa, estas son las máximas de todos los participantes en este show que ha demostrado que lo diferente puede implantarse en el panorama cultural de la ciudad. De hecho, esta ha sido su cuarta temporada en la capital andaluza.
Las pantallas de cine del Nervión Plaza interpretan por vez primera un papel secundario en lo que ocurre. La película The Rocky Horror Picture Show sirve de perfecto pretexto para la reinterpretación más sublime bajo la pantalla, a nivel de las sillas, sin escenario pero consiguiendo una obra envolvente con una voz en off que comenta la obra moviéndose entre las butacas con un humor fino, original y, sobre todo, actual.
Si hay una palabra que defina al Rocky Horror Madness Show es actual. Jóvenes andaluces travestidos y disfrazados que interpretan un filme de los años 70 y consiguen llenar dos días – en pleno puente de Todos los Santos – una sala de uno de los cines más concurridos de Sevilla. Llevan razón al principio de la obra cuando te dicen “no te pedimos que lo entiendas, solo que lo disfrutes”.
The Rocky Horror Picture Show es una película musical con encanto y con cierta facilidad para “sacarla” de la pantalla. Esto no quita valor a la gran interpretación de estos actores que, sin hablar, consiguen meterte más en la trama que la misma película. El papel de los intérpretes es casi pedagógico, en poco más de hora y media consiguen enseñarte a divertirte de una manera diferente y atractiva. Antes de la proyección, no había nadie en la sala que no estuviese de pie aprendiendo la coreografía principal de la película instruido por todo el elenco, tampoco nadie se quedó atrás en el aprendizaje de cada reacción para cuando salga un personaje. Nunca se había visto a toda una sala de cine teniendo un orgasmo a la par. Nunca nadie había incluido tanto al espectador. Antes de esto, justo en la entrada de la sala, se entregaba una bolsa con elementos de importancia en la película, para que el público los utilice como Dios le dé a entender. Desde arroz volando hasta periódicos siendo agitados, pasando por un actor que campaba a sus anchas con una pistola de agua en una determinada escena. Todo cabe en el Rocky Horror Madness Show.

Foto: Roberto Garcés | Dos actores practicando una coreografía
Una vuelta de tuerca al humor, una manera diferente de hacer un espectáculo que ni es cine ni es teatro. La dificultad de encasillarlo en un género es una prueba más de lo que están consiguiendo con sus actuaciones. Positividad en estado puro y un cambio de mentalidad para todo el que esté dispuesto a vivir el Rocky Horror Madness Show. Aquí comienza una revolución del espectáculo.
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