Blanco White, el ilustrado invisible

El autor de "Cartas de España" continúa siendo silenciado dentro de las aulas
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Este personaje tan desconocido en la historia que se refugió en Inglaterra durante la Guerra de la Independencia y murió en Liverpool, fue mucho más que un renegado del catolicismo que huyó volviendo a tener unos primeros pasos en un país extranjero. Merecedor de un estudio sobre su vida y obra, fue silenciado a pesar de ello en su país natal debido a las ideas controvertidas que emergieron de sus labios y dedos; sus obras no se conocerían hasta pasados los años de su muerte y a pesar de todas sus facetas: escritor, teólogo, periodista, sacerdote católico, crítico literario español…A pesar de todo ello, en la Sevilla
que le vio nacer, lo que queda de él es una calle en La Buhaira de menos de 250 metros y un resonar en las cabezas de los sevillanos que no logran ubicar a este progresista romántico que se pasó la vida buscando una religión sin dogma.

La figura de Blanco White proyectó una sombra a lo largo de la literatura española que se extendió hasta el Liverpool de 1841. Él era según decían “un hombre avanzado a su tiempo”, se puede pensar que era por su sentido de libertad e independencia. Sus andaduras por España comenzaron en la ciudad hispalense, con el calor de una familia muy religiosa que le marcaría y sería la piedra angular de sus decisiones a lo largo de su recorrido por la vida. Siendo sus hermanas monjas y él sacerdote, comenzaron a plantearse sus primeras dudas sobre la religión a través de la lectura de uno de sus libros favoritos, “Las aventuras de Telémaco”. Gracias a sus inquietudes y a las personas que fueron influyendo en su desarrollo personal, obtuvo un elevado nivel cultural y un espíritu crítico que le condujeron a un continuo cuestionamiento de todo tipo de ideas. Acompañado por la poesía fue ascendiendo por el camino de la fe hasta que una de sus hermanas falleció lo que le provocó una profunda crisis religiosa y un consecuente retroceso en el camino que había trazado hacia la espiritualidad.

Comenzó su etapa británica de la mano del periódico El Español, un diario mensual dirigido a los liberales, con ideas avanzadas sobre la autonomía de las colonias de América y cuya publicación estaba prohibida en España. En sus primeros años se sumergió en escritos religiosos que componía a raíz de su ingreso en la Iglesia anglicana. Junto a este acercamiento a la religión desde su estancia en Londres se manifestaban en él también unas opiniones políticas que fueron pasando de un inicial jacobinismo a un liberalismo moderado. En un momento en su vida en el que intenta recuperar su fe, la revolución liberal española capta su atención y por encargo de Thomas Campbell redacta “Cartas de España”, donde plasma todos sus recuerdos. En estas cartas no tuvo reparo en contar todo lo que él recordaba de su país natal, desde las festividades que llenaban de color las calles hasta el fanatismo religioso y atraso de su país.

En 1832 comenzó la búsqueda en un nuevo hogar, probó suerte en Dublín y en Liverpool, donde finalmente se quedaría y abandonaría el anglicismo para adscribirse al unitarismo, escribiendo sus “Observations on Heresy and Orthodoxy”. En estas obras expondrá sus dudas religiosas. Blanco White finalizó su vida en casa de su amigo William Rathbone, en Liverpool, donde estuvo viviendo sus últimos días entre problemas de salud y en la precariedad que había arrastrado los últimos años. En 1841 y a los 64 años dejó la que había sido su segunda tierra, desde donde había rechazado el fanatismo de los católicos. Entre la experiencia personal que él mantuvo con la religión también estaban, como lastre, las muertes de sus hermanas dentro de una reclusión monacal que lamentó públicamente en su autobiografía.

El aprendizaje que tuvo que hacer en Inglaterra fue similar al de un niño aprendiendo a hablar correctamente, donde la complejidad de los pensamientos adultos se fueron plasmando en sus escritos a lo largo de los años, aumentando la velocidad de procesamiento cada vez que lo intentaba. Cambiar de idioma fue para él como una regresión en el tiempo, un volver a nacer y crecer en la nueva patria. En este punto de su exilio Blanco White se enfrentó a un enorme complejo de inferioridad que le hizo tener especial cuidado con sus frases y soportar una humillación autoimpuesta por perder la elocuencia en sus textos. Con el tiempo, finalmente, llegó a afirmar que nunca había conseguido ser tan ágil en castellano. En su autobiografía plasmó su metamorfosis completa de su identidad española por la inglesa pasando por dejar atrás su religión católica por la anglicana. A pesar de su transformación, Blanco no podía evitar añorar esas palabras que conseguían liberar todo lo que sentía y en su conjunto crear una representación exacta a través de la literatura de todas las emociones y escenas que iba viviendo. Intelectuales como Juan Goytisolo estudiaron la vida y obra de José María Blanco White a través de su volumen “Blanco White, El Español y la independencia de Hispanoamérica” que recoge una selección de las crónicas que el escritor hispalense redactó en El Español, sobre los acontecimientos que sacudieron a España y a la América hispana entre 1808 y 1826, y cuya actitud le valió el exilio.

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