Puede parecer extraño el titulo que he decidido ponerle al artículo, pero conforme vayan leyendo entenderán las razones que avalan mi decisión. Es por todos conocido el escándalo que rodea a la Unión Europea, en concreto la Comisión Europea presidida por Úrsula Von der Leyen y algunos de sus estados miembros como pueden ser Países Bajos y Alemania. Anteriormente al surgimiento de la pandemia del COVID-19, la Unión Europea se encontraba en una situación de inestabilidad provocada por el Bréxit (salida del Reino Unido de la Unión Europea) país que a su vez esta mostrando sus flaquezas a la hora de afrontar la gran crisis humanitaria que esta atravesando el mundo (asunto que es para tratarlo en otro artículo) por falta de medios e incapacidad política para tomar decisiones adecuadas con la situación del país, aludiendo a una relativa armonía que consiste o consistía en mantener una relativa normalidad ante una situación que demandaba y demanda permanentes actuaciones para frenar su avance.
Es por ello que es imprescindible reflexionar acerca de “cómo” están afrontando tanto los Estados como las organizaciones este estado de alarma creciente y expansivo a todos los niveles de la vida de las sociedades, esto es, económico y social, además de valorar su impacto para tener algún proyecto en el que apoyarnos para gestionar esta situación posterior que algunos medios de comunicación tildan de “posguerra“.
Por su parte, la Unión Europea ha demostrado en estos últimos días una total falta de capacidad para materializar medidas efectivas que ayuden a sus países miembros a salir lo menos perjudicados posibles, para ello, países como España, Italia, Francia han propuesto un proyecto de regeneración para los países de la UE que tienen dificultades para afrontar coyunturalmente las circunstancias y exigencias que esta situación esta provocando sobre todo en los países del sur. En este sentido, países como los anteriormente mencionados (Países Bajos y Alemania) se han posicionado en contra de este plan propuesto por los países del sur con vistas a una regeneración socioeconómica.
En principio, lo que estos países proponían era una “mutualización” de la deuda creciente cuyo origen es fundamentalmente el gasto que la actualidad exige a los países (coronabonos) para afrontar esta devastadora situación, además de que el hecho de alcanzar este acuerdo facilitaría la actuación de los países para acceder al “mercado de medios” que tan saturado se encuentra, para ello, los países apelan a la unidad y suma de esfuerzos para hacer frente a este grave panorama, ante esta postura los países nórdicos en su mayoría se muestran reticentes debido al estado económico de los “países demandantes del acuerdo”. En la actualidad, se ha llegado a un acuerdo que ha satisfecho a algunos pero no a todos, solo a medias , y es que finalmente, no se ha decidido “mutualizar” la deuda en conjunto como pretendían los países del sur. Aunque es cierto que dichos países contarán con un fondo de rescate que les permitirá solventar de alguna manera las dificultades de esta crisis, pero sin contemplar un programa necesario de reformas estructurales como ya se hizo en la crisis financiera de 2008.
Esta decisión lleva el debate en torno a la Unión Europea más lejos de lo estrictamente económico, ya que a priori la Europa más poderosa y rica se muestra reticente a “sanar las heridas” o colaborar en este proyecto de regeneración que debe de partir del reconocimiento de que hay países miembros que no tienen tanta capacidades como otros y que por lo tanto, son necesarias la aplicación de medidas eficaces que resuelvan estas diferencias entre sus países miembros y así cumplir con ese ideal protector y eficiente de la organización que se presentó en su día como el escudo necesario para preservar los intereses de Europa. Y es que, esta crisis no solo deja lamentables muertes, si no que saca a relucir aquellas estructuras y planteamientos que deben de ser reformados y actualizados con sentido ético y práctico, y no estar basado en un utilitarismo material vacío que nos ha llevado a que la civilización más avanzada tenga que hacer un “autoanálisis” y cuestionarse en su presente y pasado, curar heridas para que no se den situaciones que colapsaron al mundo, transformando lo utópico en distópico.
Graduada en Filosofía y actual estudiante de periodismo.
Temas de interés: Política, Deporte y Sociedad
Locutora de: RADIO JAKE MATE
Redactora de: Eusa News, Informabetis y el ABC de Sevilla