El Banco de Alimentos recoge tres millones de kilos de comida

Andalucía aumenta la cantidad donada respecto al año pasado, pese al mal tiempo y la bajada en el número de puntos de recogida disponibles.
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Una de las bañeras del supermercado de José Laguillo al acabar la recogida. Foto propia

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La tónica del fin de semana en los supermercados y centros comerciales ha sido encontrarse con voluntarios ataviados con petos azules a la entrada de estas plataformas. Dichos voluntarios se encontraban colaborando con el Banco de Alimentos, que ha celebrado este fin de semana una nueva edición de ‘La gran recogida’.

Del 22 al 24 de noviembre se han recogido tres millones de kilos de productos no perecederos, que irán destinados a alimentar a personas necesitadas durante más de tres meses. Son datos provisionales, a la espera de cerrar el recuento de todos los supermercados implicados en la edición.

Europa Press ha entrevistado al responsable de esta organización en Andalucía, Ceuta y Melilla, Pedro Mariscal, que hace un positivo balance de un fin de semana que se antojaba complicado, debido a la climatología adversa en buena parte de la comunidad. Otro de los inconvenientes ha sido la bajada en el número de voluntarios interesados en participar, que ha impedido a algunos supermercados participar en la recogida.

Con uno de los voluntarios que sí han participado en la campaña, Martín, hemos podido hablar en exclusiva desde Periódico EUSA. Con él vamos a trazar el recorrido de esta campaña, lo que se ve y lo que no.

Lo primero será responder a como se accedía al puesto de voluntario. Era una de las mayores dudas que tenían aquellos que no pudieron colaborar recogiendo alimentos. Martín nos cuenta que accedió a través de un anuncio de la facultad, que daba muchas facilidades para acceder. ”Se nos daba la opción de elegir a que tramo horario podíamos” declara.

Una vez en el supermercado asignado y en la hora escogida, la tarea del voluntario es bastante sencilla: ”consistía en ponernos en la entrada del supermercado y conforme entraba la gente, sugerirle ayudar al banco de alimentos”. Si la respuesta era favorable, ”les dábamos una bolsa en la que echaban lo que donasen”. Eran unas bolsas blancas con el logo del banco de alimentos en el centro.

La comida donada se depositaba en unas bañeras de 500 kilos de capacidad. En el supermercado en el que colaboró Martín, ubicado en la calle José Laguillo, se completaron cinco, aunque en otros del barrio sevillano de Macarena se llegaron a alcanzar las doce.

También nos detalla un patrón de conducta que observó durante su turno de voluntariado. ”La gente que de mejor grado aceptaba era la gente joven y la mayor. La mediana edad aceptaba a regañadientes”, explica, aunque evita generalizar. Además lanza una sugerencia a la organización, buscando mejorar la forma en que se desarrolla la recogida. Otra de las voluntarias, Ana, detalla la experiencia como ”muy gratificante”, aunque echó de menos más gente, al ser un día complicado en lo meteorológico. Durante toda la tarde del viernes, el turno en el que participó, destaca que sintió un ”sentimiento de autorrealización” por ”haber aportado un poco de nosotros en algo mucho mayor”.

El siguiente paso que sigue la comida donada es el etiquetado, que sirve para agrupar los productos aceptados, y enviarlos a los puntos de entrega. Hay otros productos que fueron desechados el mismo fin de semana, debido a no seguir lo demandado, como paquetes de chorizo.

Con esta fase quedan atrás multitud de anécdotas, como los errores a la hora de donar, donando antes de pagar el producto en la caja, o los errores de algunos extranjeros, creyendo que era donde se repartían las bolsas tradicionales del supermercado. Pese a todo, fue un fin de semana de solidaridad en las ocho provincias de la comunidad.

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