Opinión: El taxímetro

Sevilla está sacudida por las manifestaciones de los taxistas y a Susana le ha afectado. Ahí se ve el resultado de los altercados; cuando te toca. Mientras todos estos años la competencia “desleal” se ha escuchado cuando un Vehículo de Turismo con Conductor era golpeado en pleno servicio, ahora está protagonizando aún más si cabe, un primer plano nacional.
Fue en el año 2009 cuando se formuló la ley y la trampa. En el gobierno de Zapatero se planteó que hubiese 1 VTC por cada 9 Taxis. A día de hoy 1 por cada 30. Según la opinión de los trabajadores de Cabify o Uber, para ganar un salario de 1.100€ aproximadamente, deben facturar una media de 3.000€ y esto le importa muchísimo al sector del taxi, cosa que ellos denuncian compulsivamente como podemos comprobar estos días.
Más allá de la ironía y de la competencia que han visto acechando a sus licencias de 150.000€, el colectivo del taxi, corta la ciudad, se inmoviliza y reclama de cara a los ciudadanos que se regulen los convenios para poder así hacer frente a una competencia que, como digo, ha revuelto su acomodado nicho de mercado.
La solución es sencilla o por lo menos, de cara al cliente. Debería haberse buscado hace muchísimos años atrás y no implantarse como un sector del que actualmente tenemos una visión negativa. El servicio del transporte eficaz; sin rodeos y cuyo precio sea correspondido a las tasas que previamente se encuentran acordadas. Un servicio de cara al cliente digno; la higiene y presentación, los complementos del vehículo como el maletero, el aire, la disponibilidad de la radio e incluso si se prefiere agradar al ciudadano, la entrega del agua u otro producto. El uso del servicio a través de las tecnologías; aplicaciones, accesibilidad, preferencias…
Todo lo anterior es por lo que destacan estas nuevas compañías de vehículos con chofer. ¿Si el sector del taxi se hubiese actualizado realmente tendrían una competencia “desleal” por estas nuevas VTC? El único inconveniente, sería la compra sumamente cara de las licencias y que podría regularse, pero los clientes ahí, no tendrían nada que ver y su perspectiva, sería otra concienzudamente.
Me entristece pensar que todo el colectivo del taxi, se vea perjudicado por las acciones que muchos de sus trabajadores están llevando a cabo. Hay que ponerse en la situación de que el conductor de toda la vida, no tiene absolutamente nada que ver con los comités que llevan adelante la empresa del taxi y los compañeros que realizan actos denunciables frente a alguien que honradamente, quiere ganarse la vida. Los taxis se están cavando su propia tumba y no por las licencias, si no porque los usuarios, cada vez son menos los que requieren este servicio.
Susana Díaz ya se ha visto afectada. Se tomarán medidas. Por parte del sector del taxi, ya se deberían haber tomado.