La pervivencia de ‘La Celestina’ en la Puebla de Montalbán (Toledo)

Tierras manchegas, inspiración del ilustre escritor Fernando de Rojas para la composición de La Comedia de Calixto y Melibea. Más de cinco siglos después, la esencia de la obra perdura en su pueblo oriundo, tanto en sus calles como en sus gentes
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La Puebla de Montalbán, Toledo I Carmen López López

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La Puebla de Montalbán es un municipio toledano que define su distrito en la Tierra de Torrijos. También es conocido por ser el pueblo origen del gran escritor Fernando de Rojas, de ahí su relación con su obra La Celestina, siglos y siglos después de su primera edición, en 1499.

En gran parte, esta pervivencia ha sido posible gracias a la existencia de El Museo de La Celestina, ubicado en la Avenida de Madrid. Homenaje tanto a la obra literaria como a su autor. La construcción está formada por dos plantas, las cuales adoptan 8 salas de museo. Las colecciones del mismo han conseguido ofrecer una visión de la época en la que vivió el ilustre, destacando la colección V Centenario, formada por 32 lienzos que recogen los diversos actos y personajes de la obra. Por otra parte, otras recopilaciones concluyen el recorrido del museo, incluyendo: fotografías antiguas, trajes medievales y documentos antiguos.

Maqueta Museo La Celestina, Puebla de Montalbán I Carmen López López

Así se define El Museo de la Celestina, según Berta Herrero Rodriguez, responsable del mismo:

“Es un museo con mucha vida, aparte de las actividades que hacemos para el Turismo, se organizan visitas guiadas combinadas con otra cultural. También, existen actividades tratalizadas y cuenta con dos festivales: el Festival Cibra y el Festival Celestina, este último relacionado directamente con Fernando de Rojas”.

El Festival Celestina es un evento cultural dedicado al gran Fernando de Rojas y a su principal obra literaria, también única. Desde el año 1999, se llevan a cabo representaciones teatrales, donde las escenas están relacionadas con la vida del dramaturgo y con la trama de La Celestina. Las diversas cuevas, esparcidas por el pueblo acogen la mayor parte de los actos, otorgando un carácter singular a esta fiesta referente en la provincia de Toledo.

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El fin de esta celebración no es económico, ya que la recaudación se destina al mantenimiento de las representaciones, cubriendo así el coste de los actores profesionales que intervengan. A pesar de ser una fiesta relativamente joven, las entradas se agotan rápidamente, siendo El Museo de La Celestina el punto de venta de estas.

Josué Chiquito Cordero, concejal de Festejos, ha concedido una entrevista para hablar a cerca de la festividad:

“Este año por las circunstancias que hemos tenido no hemos podido celebrar nada. Originalmente, aquello que se festejaba era acto de fe, con especial énfasis en la época en la que vivió Fernando de Rojas, ya que el dramaturgo era converso y vivió durante la Inquisición. La Celestina comenzó a representarse desde el año 2003, siendo un aporte relativamente reciente al Festival”

Al margen de esta celebración turística anual, hay otros elementos que recuerdan la vida de Rojas en la Puebla de Montalbán.

En el año 1989, se levantó un monumento a Fernando de Rojas en La Glorieta, plaza nacida en 1911. La base del monolito es de granito, y sobre él, se encuentra una escultura del Bachiller en cemento blanco. En el interior, se guardan algunos de los restos de las cenizas del autor en una arqueta de cerámica talaverana.

Estatua de Fernando de Rojas, Puebla de Montalbán I Carmen López López

Por otra parte, en la Plaza Mayor, concretamente en el edificio del Ayuntamiento, existe una lápida que fue impuesta en el año 1923. El objetivo era rendir homenaje a la memoria del escritor pueblano.

En el recorrido de las diversas calles del municipio, también es posible observar diversas placas en cerámica donde aparecen distintos fragmentos de La Celestina.

Recorrido por La Puebla de Montalbán, Toledo

Al margen de esta importantísima relación, cada mañana amanece en La Puebla de Montalbán; poco a poco, la silueta de su torre, su iglesia y sus conventos se van perfilando como si de un lienzo se tratase. Sobre el horizonte, sus calles se dibujan hasta alcanzar la máxima nitidez. Radiantes, muestran sus paredes blancas encaladas. Estos paseos por el casco antiguo del municipio permiten descubrir todo el encanto y el recuerdo de un tiempo pasado.

A día de hoy, la Puebla de Montalbán vuelve a amanecer con ese sol testigo de tantos siglos de historia. Desde el sur de la Villa, cualquier persona puede situarse frente al convento de Padres Franciscanos, la calle de la Ce que termina en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, la calle de Canes junto a la ermita de San José y la calle de la Constitución.

Una vez en la Plaza Mayor, hay que destacar la portada, gran posada medieval hoy conocida como “El Túnel”. Frente a ella, la portada del palacio de los duques de Osuna y condes de La Puebla de Montalbán. En 1991, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. La fachada del palacio mantiene su portada plateresca, diseñada por el arquitecto Alonso de Covarrubias.

La parte Este de la plaza viene a estar ocupada por La Iglesia Parroquial en honor a la Virgen de la Paz, construida a mediados del siglo XV. Su interior está conformado por tres naves, separadas a través de arcos de medio punto, apoyados al mismo tiempo en columnas. La Plaza remata su fachada con el edificio del Ayuntamiento, situado al Oeste. Este edifico fue levantado en el año 1971, manteniendo el mismo lugar que ocupaba el anterior.

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