Moda que cuida el medio ambiente: ‘Flamingos Vintage Kilo’ y ‘Friperie’

La utilización de prendas de segunda mano es una opción sostenible, económica y versátil que permite la adquisición de piezas únicas y ayudan a la reducción del impacto medioambiental
Fuente: Clara Montes

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Esta práctica está muy alejada del consumo masivo de ropa propia de la sociedad actual que fomenta un gasto compulsivo y poco controlado por parte de los individuos. Así, la moda de segunda mano favorece a la sostenibilidad en la medida en que se disminuye el desperdicio textil, provoca un ahorro económico puesto que las prendas tienden a ser más baratas que en otras de primera mano que se dedican fundamentalmente al fast fashion o moda rápida, genera una gran disminución energética contribuyendo a una reducción de la huella de carbono y fomenta la economía circular.

Y es que, según diversos proyectos planteados en 2023 por Moda Re-, la cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro impulsada por Cáritas, se generan unos 92 millones de toneladas de residuos textiles al año, un 87% de la ropa desechada termina en basureros o incinerada y tan solo el 13% de las prendas consiguen reciclarse.

Fuente: Clara Montes

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que esta industria es la responsable del 20% de las aguas residuales que se crean y del 10% de las emisiones totales de carbono.

Así, como solución para combatir estos efectos negativos que impactan de forma directa en el planeta, las tiendas vintage están cada vez más presentes en la sociedad. Además, aportan beneficios económicos a los clientes permitiendo un ahorro de dinero y un acceso a marcas de calidad a precios asequibles.

Flamingos Vintage Kilo, la tienda de moda vintage

Fuente: Clara Montes

Maite Cano, responsable de la tienda en Madrid, sostiene que gracias a la “nueva vida” que se le da a la ropa a través de este tipo de establecimientos se produce un consumo más consciente sobre todo por parte de los potenciales clientes, los jóvenes, quienes suelen dar hasta una “tercera o cuarta vida” a dichas prendas.

“No crear de nuevo supone una reducción de la contaminación”, afirma la dueña. Y es que, la responsabilidad no recae solo en quienes producen, sino también de quienes consumen.

Sin embargo, y aunque el propósito es el mismo, “hay diferencia entre la ropa de segunda mano y la vintage”, apunta. Maite explica que, en las primeras mencionadas se venden prendas de temporadas más actuales, pero en la vintage, se selecciona moda de otras épocas.

Fuente: Clara Montes

Flamingos Vintage Kilo tiene un valor añadido, y es que, además de tener prendas procedentes de Estados Unidos: “una persona se encarga de comprar la ropa de segunda mano en Texas, después se lleva hasta los almacenes de Barcelona y de ahí se reparte por todas las tiendas de España”; utilizan el método de compraventa al kilo, es decir, los clientes no pagan por prenda, sino por el peso de la ropa adquirida. Un método que, sin duda, ha revolucionado la moda de segunda mano.

Friperie, el paraíso de las prendas únicas

Sin embargo, y aunque cada vez existe un consumo mayor en este tipo de tiendas, hay un rechazo hacia lo reciclado por parte de ciertos sectores de la población. Xin Jing, responsable de la tienda, sostiene que “hay gente que piensa que la ropa de segunda mano es para personas pobres”. Además, añade que “en España todavía no hay demasiada cultura de lo vintage”.

Fuente: Clara Montes

De esta forma, y teniendo en cuenta la crisis textil del momento, es importante que “los medios ayuden a que la gente conozca este nuevo estilo de vida”, afirma la dueña. Además, recientes colecciones de firmas de lujo también están favoreciendo en alguna medida al consumo de ropa reciclada puesto que “utilizan prendas de otras temporadas para rehacer nuevos diseños”, apunta Xin Jing.

La diferenciación principal, según explica la joven, se basa en la compra a mayoristas profesionales a través de una selección exhaustiva de la ropa para comprobar que cada una de las prendas esté en condiciones óptimas y, después, se lleva un control de calidad propio, limpieza y estilización propia de cada una.

Sin embargo, según apunta Europa Press, el consumo de este tipo de ropa aumentó un 33% en el año 2022. Así, la economía circular y la moda sostenible son imprescindibles para disminuir los daños de la crisis climática que se está experimentando.

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