Viña del Mar se prepara para su Festival más incierto

El Festival de Viña del Mar vive en la incertidumbre: la edición de este año ha estado al borde de la cancelación hasta el último minuto, mientras la organización se asusta por la posibilidad de protestas masivas e incidentes de seguridad.
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Cartel promocional del Festival de Viña 2020. Foto: Festival de Viña

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El Festival de Viña del Mar vive sus últimas horas de preparación. En la ciudad chilena se trabaja contrarreloj para no dejar suelto ningún cabo: todo debe salir a la perfección en el festival más incierto de su historia. Las semanas que han antecedido a estos días han generado un fuerte dolor de cabeza en los organizadores: ¿es conveniente celebrar un evento como este en una situación como esta?.

La situación es el cambio político en Chile. El 18 de octubre de 2019 será un día que no se olvidará también. Aquel día, la paciencia de un país estalló. Numerosas reivindicaciones inundaron las calles de un país que revivió los peores fantasmas del pasado. El toque de queda y la presencia de militares en las calles recordó, con mucha claridad, los años de la dictadura de Pinochet.

La conveniencia del Festival en un contexto de máxima tensión fue puesta en duda. De hecho, este evento es de los pocos que sobrevivió. Mientras la Cumbre del Clima encontró en Madrid una nueva ciudad, el popular evento solidario Teletón, que busca fondos para la rehabilitación de niños, quedó aplazado hasta el mes de abril. En cuanto a los tradicionales festivales de verano, algunos como el de Talca fueron suspendidos, pero otros como Olmué se llevaron a cabo, bajo estrictas medidas de seguridad.

Esas mismas medidas son las que se vivirán en la edición 61 del Festival de Viña: habrá detectores de metales, se aumentarán los vigilantes de seguridad y las cámaras, además de prohibirse las pancartas propias, ya que el público, el conocido como ”monstruo”, solo podrá utilizar pancartas entregadas por la organización.

Además, con la inseguridad como principal obstáculo para la asistencia de la gente, el Festival arrancará más temprano que nunca: a las 21.15h, adelantándose en 15 minutos respecto al año anterior y cerca de una hora respecto a su arranque tradicional. La intención es que todas las noches de Festival, entre el 23 y el 28, acaben antes de las 3 de la mañana.

Los más nostálgicos del Festival que fue, los que disfrutaban de cada actividad, se lamentan ahora del vacío que vive el programa. Buscando austeridad, el Ayuntamiento, encabezado por Virginia Reginato, ha decidido suspender todos los eventos anexos: desde la tradicional Gala hasta actividades vecinales. La tradicional Gala, que debía realizarse el viernes 21, fue la primera en cancelarse. No tenía mucho sentido ver desfilar famosos embutidos en vestuarios impecables mientras el país lucha para salir de la crisis. Fue sustituida por un Lanzamiento televisivo, que también se ha cancelado.

Pero el Festival se celebrará, si ningún imprevisto ocurre de camino, con Ricky Martín como primer artista en debutar. A lo largo de seis días, le acompañarán artistas como Pedro Capó, Pimpinela, Pablo Alborán, Maroon 5, Ana Gabriel o Noche de Brujas. En el humor, con el riesgo máximo de polémicas y abucheos masivos, estarán Ernesto Belloni o Javiera Contador, entre otros.

Será el segundo festival de la licitación de TVN y Canal 13. Los animadores volverán a ser María Luisa Godoy y Martín Cárcamo, mientras que el recinto será la clásica Quinta Vergara. Solo hay dos noches con entradas agotadas (Ricky Martín y Maroon 5). El resto tiene aún entradas disponibles.

Un último apunte destacado es que la realización del Festival atravesará la conmemoración de los diez años del Terremoto del 27 de febrero, que dejó centenares de muertos, ciudades destrozadas y un duelo colectivo. Un Festival para el recuerdo del pasado, para la reivindicación del presente y para la incertidumbre del futuro.

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