El pasado lunes 11 de noviembre se presentó en el Festival de Cine de Sevilla ‘La canción de Sima’, una historia política sobre el conflicto de Afganistán. La película está ambientada en los años 70, un momento que contrasta mucho con la realidad que hoy en día se vive en el país. Es una historia real, contada por la directora afgana Roya Sadat, exiliada desde 2021 por la presión de los talibanes ante la producción de esta película -pese a sacarlos a ellos de escena-.
El foco se pone en la figura de las mujeres, que entonces sí tenían libertades para estudiar, ser libres, conducir o incluso cantar. En palabras de la directora, “hicimos primeros planos de los rostros de las mujeres, a las que hoy deseamos darles voz“. Se cuenta la trama desde las vidas paralelas de dos mujeres que viven juntas pero han crecido con distintas ideologías, una más conservadora y otra más liberal. Suraya es la hija de un antiguo líder democrático y sus ideas son más occidentales que las de su amiga, Sima, criada en un mundo más religioso.
Coloquio con la directora Roya Sadat tras la presentación de su película en el 21 Festival de Cine de Sevilla/Jaime Sánchez
El exilio de la directora y todo lo vivido entre las cadenas de los talibanes se palpan a lo largo de la película. Pese a ser grabada en Atenas -obviamente porque en Afganistán sería inviable-, se logra un escenario prácticamente idéntico al de las casas afganas. Es una historia real, donde se tratan cuestiones como el matrimonio, la religión o el estudio de las mujeres. Una situación que, para Roya, “apenas ha variado desde el año 79 al día de hoy”; en la que los derechos de las mujeres quedan abolidos, así como todo símbolo de Occidente que pueda constituir una amenaza a ojos de los talibanes. Entre ellos la música o las películas.
Una melodía hoy acallada
Durante la película, la libertad de las mujeres en ese momento -opuesta por completo a las represiones actuales-, se simboliza en varios símbolos. Entre ellos el hiyab, que muchas mujeres no llevan puesto, las universidades con presencia femenina o la música -la protagonista, Sima, canta a la vez que toca el ruan-. De ahí el nombre de la película, ‘La canción de Sima’, pues es esta la melodía que antes, en un contexto de libertad, hubo un tiempo en que sí sonaba y que a día de hoy, queda completamente silenciada.
En una de las últimas escenas de la película, la protagonista, cuarenta años después y con Afganistán ya bajo el mando de los talibanes, reproduce la canción de su amiga en un radio casete. Aquí se representa la añoranza y el recuerdo hacia lo que un día fue y hoy es una completa utopía, la libertad de la mujer.
Roya Sadat cree que el fin de esta penosa situación social que su país está viviendo, si es que la hay, pasa por la rebelión del pueblo. Cree en los jóvenes, que sí han podido tener una formación académica y conocen la democracia. Así como todos los exiliados y todas las mujeres del país. “La gran mayoría de la población afgana está en contra del poder de los talibanes, por tanto si hay alternativa, solo pasa por ellos”.