Es un poco inusual encontrar conejos en una playa puesto que este no es su hábitat natural, pero todo puede pasar.
Fue desde principios de verano de este año cuando se encontraron en la playa de La Atunara, un barrio pesquero, a los primeros conejos. Varios vecinos de la zona, entre ellos un pescador llamado Matías, que cada mañana como de costumbre coge su barca y sale a pescar, un día vio algo extraño que se movía entre las barcas varadas en la playa. Más tarde se dio cuenta que era una pareja de gazapos que fueron abandonados en el lugar. Un gazapo es una cría de conejo, como tantos que hay en el lugar, más de treinta, que han ido adueñándose de la zona poco a poco. Desde ese entonces, los animales se han ido reproduciendo rápidamente y multiplicando su cantidad en cuestión de meses.
Cuando los vecinos de la zona andan por la playa, se pueden ver una gran cantidad de conejos al rededor de las barcas varadas y no tienen pinta de que se quieran ir. Aprovechan para echarle de comer (pan y verduras) y así poder acercarse a ellos. Pero la verdad es que se muestran muy reacios y miedosos ante la gran cantidad de personas que van al lugar para poder tocarlos o hacerles fotos.
Conejo escondido bajo una barca/Marina Gallardo
Por otro lado, Carmen Ardila, técnico de gestión de salud pública que trabaja en el área de bienestar animal del Ayuntamiento de La Línea, cuenta un poco de la situación actual. Ella afirma que “los conejos son salvajes y no se pueden capturar”. Alega que son animales que viven “en situación de libertad”. Carmen también habla sobre el miedo que provocaría que los conejos se enfermasen de tularemia, siendo una enfermedad bacterial que padecen los conejos y que se puede propagar a los seres humanos. Por el momento los conejos están sanos y no representan ningún riesgo para la población.
Por ahora los animales viven tranquilamente por la zona y se ha decidido no intervenir. Tampoco se ha recibido ninguna queja por parte de los ciudadanos para liberarlos del lugar, y Carmen afirma que, cuando se reciban quejas, “se implantarán dispositivos elaborados por varias administraciones”, refiriéndose a trampas como jaulas o dardos tranquilizantes para proceder a su captura y su posterior desalojo en albergues, y dónde la Junta de Andalucía tomaría las riendas del asunto al ser un “problema mayor”, alega.
La playa de la Atunara se ha convertido un atractivo turístico gracias a estos animales, y parece ser que lo continuará siendo por el momento.
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