Opinión: Una visión desde la grada
El racismo es una ideología que defiende la superioridad de una raza humana por encima de otra sin ningún motivo, más allá del color de piel o una propia cultura. Hoy en día esta doctrina genera mucho debate, tanto en ámbitos deportivos como en la vida cotidiana de las personas.
Yo quería centrarme principalmente en el ámbito deportivo, más concretamente en los campos de fútbol, que es donde sobre todo originan más conflictos. ¿Por qué se condena que un aficionado le diga a un jugador “negro de mierda” y no se condena que se le diga “gilipollas”? No lo entiendo, que alguien me lo explique, porque para mí es una ofensa tanto una cosa como la otra. Cualquier insulto, y más en un espectáculo deportivo, se debe condenar. Al fin y al cabo todo el que insulta comete un delito igual. No veo la diferencia, más allá de que uno es de odio y el otro de injurias. En los campos de fútbol se tendrían que castigar todos los insultos, sin excepciones.
El problema para mí no son los racistas, es la sociedad en la que vivimos en general. Una sociedad llena de lacra, gente que no sabe ni conoce lo que son los valores. La mayoría de personas que se les tilda de racistas no insultan a las otras por su color de piel, por eso creo que debería ser condenable cualquier tipo de ofensa. Habrá que sí lo hagan, pero creo que la mayoría lo hacen por lo mismo que insultarían a una persona ‘blanca’ ofendiéndola de otra manera. Que conste, con esto no estoy defendiendo a los racistas ni mucho menos, pero no comprendo como un acto se condena y el otro no.
En mi opinión, en un estadio no caben valores que no sean el respeto, la educación y la responsabilidad. Si una persona no sabe estar en un campo de fútbol que no vaya. Nadie está obligado a escuchar sandeces que a un energúmeno le venga en gana soltar. Estropean el espectáculo. El racismo y los insultos fuera del fútbol.