
Recoge genialidades del artista: escultura, pintura (óleo sobre lienzo, lápiz, grafito y acuarela), que están fechadas muy recientemente (2022-2023), dejando constancia de su incesante actividad hasta última hora.
Las salas Velázquez y Murillo, acogen más de 50 obras de este icono del arte contemporáneo que estudió a los grandes creadores, los interpretó y los hizo suyos para después, reinterpretarlos y proyectar su punto de vista a través de sus creaciones sobre lienzo y sobre papel, usando para sus dibujos grafito y lápiz de color o acuarela.

Grafito y acuarela en sala Velázquez/ Luis Hijazo López
Así en el primer espacio de la sala Velázquez, dedicada al Mundo femenino, encontraremos diferentes cuadros en los que refleja el arte figurativo que no abandona en todos sus años de pintor. De sus obras destacan los colores vivos, sus trazados sinuosos combinados con el tratamiento que hace del volumen y que conforman el estilo Botero.
En este Mundo femenino, Botero juega con las proporciones y perspectivas, que atrapa al espectador dentro de sus metáforas y que lo incluyen en las escenas que pinta. Así ocurre con el lienzo de la escena del prostíbulo, en el que además se aprecia el ambiente dejado y estropeado y con un vestuario propio de los años 40 y 50. Un halo de melancolía romántica que Botero arrastró en toda su carrera.
La matadora es un claro homenaje a la mujer empoderada en un ambiente solo de hombres. Una obra más, que nos deja ver la influencia de la vida personal del autor en su obra, ya que estuvo varios años en la escuela taurina.

La matadora/ Luis Hijazo López
Sus dibujos dedicados al Mundo femenino y a otros ámbitos, nos permiten ver su don con el lápiz y su maestría con el volumen, desdibujando y creando volúmenes alejados de las proporciones clásicas y que no dejan de evocar a los grandes como Velázquez en su Venus del espejo o Goya en su Maja desnuda.
Dada la intensidad y dureza con la que Botero trata la temática de sus obras (en Mundo femenino), con la serie Carnaval, circo y baile busca el descanso y el ambiente distendido. En ellas emplea una selección de tonalidades vivas con los que pretende resaltar escenas amenas tales como espectáculos de circo, salas de bailes o personajes disfrazados.
En la sala Murillo, se expone la serie ‘Naturaleza muerta’. En ella se realiza un recorrido por imágenes de animales, plantas y objetos inanimados. Este nombre proviene de la
Francia del siglo XVIII, en la que se consideraba que estos podían transmitir el concepto de la muerte, así como el de ‘vida inmóvil’.
Además, sus paisajes urbanos evocan a las casas bajas y altas de Medellín, donde se produjeron importantes episodios de su vida.

Sala Murillo Fundación Cajasol/ Luis Hijazo López
Botero realiza sus dibujos y los convierte en obras de arte. Bien con grafito únicamente, jugando con los claros-oscuros o añadiendo color con acuarela. Así consigue una colección que no son bocetos del autor, sino que son obras acabadas y que los realiza a modo de descanso del óleo ya que Botero dedicaba tiempo a estudiar y aplicar los intensos tonos de color con el óleo.
La muestra ‘Fernando Botero. Sensualidad y melancolía’ está disponible en la Fundación Cajasol desde el 1 de diciembre hasta el próximo 3 febrero de 2024.

Redactor de la sección de Cultura en EUSA News