
En los últimos meses, la pareja de Declan Rice, Lauren Fryer, ha tenido que enfrentarse a una avalancha de comentarios crueles y despectivos en redes sociales, centrados en su físico. Lo que debería haber sido una vida tranquila, alejada del foco mediático, se ha visto empañada por ataques a los que muchas mujeres que se encuentran cerca de figuras públicas están sometidas de forma injusta.

Lauren Fryer y Declan Rice durante sus vacaciones tras la EURO2024: Wales Online
El desencadenante fue, aparentemente, la relación de Fryer con Rice, lo que de inmediato la puso en el centro de una crítica basada en su apariencia. Los comentarios, cargados de gordofobia y machismo, intentaron reducirla a un simple objeto de juicio estético, sugiriendo que Declan Rice “podría tener algo mejor”. Este tipo de ataques no son solo personales, sino que reflejan una visión profundamente sexista sobre lo que significa ser una mujer en la esfera pública: se les exige cumplir con ciertos cánones de belleza, como si su valía o su capacidad de ser amadas estuvieran determinadas por su físico.
Ante este acoso, Fryer tomó la decisión de cerrar sus perfiles en redes sociales, retirando sus fotos públicas. Este gesto es una clara manifestación de cómo las mujeres se ven obligadas a proteger su intimidad cuando se convierten en el blanco de ataques anónimos. Es comprensible que alguien quiera escapar del ruido y la violencia de las redes sociales, pero también es una pena que este tipo de decisiones sean necesarias en primer lugar.
Lo más significativo de todo, sin embargo, fue la respuesta pública de Declan Rice, quien defendió a su pareja. En lugar de ceder a la presión y sumarse a la crítica popular, Rice reafirmó su amor por Fryer, destacando que ella es “el amor de su vida”. Esta intervención fue un claro recordatorio de que lo que realmente importa en una relación es el respeto mutuo y la autenticidad. Y, más allá de ser una muestra de apoyo, su defensa pública fue también una forma de marcar límites ante los ataques injustificados que tantos otros sufren en silencio.
Este episodio es solo un ejemplo más de una cultura digital que sigue alimentando los comentarios hirientes y los juicios superficiales, especialmente hacia las mujeres que están cerca de figuras públicas. Pero, además, nos invita a pensar sobre los prejuicios que aún existen y que siguen determinando el valor de una persona según su físico.
Lo que podemos aprender de todo esto es que la dignidad y el respeto deberían ser la base de cualquier relación, tanto en línea como en la vida real. El amor verdadero no depende de cumplir con expectativas ajenas ni con ideales impuestos, sino que se construye desde la comprensión y el respeto mutuo. Lauren Fryer y Declan Rice nos muestran que los juicios de los demás no deben influir en lo que uno sabe que es real y valioso en su vida.
Aunque Fryer ha decidido no hablar públicamente, su silencio es una forma de resistencia a una situación cruel que nadie debería vivir. Su decisión de mantenerse alejada del foco mediático y el apoyo constante de su pareja nos enseñan una lección importante: en tiempos de críticas y odio, lo que realmente importa es el amor, el respeto y la dignidad que se dan mutuamente.
