Opinión: Ni una obra maestra, ni un desastre

Ya se ha estrenado la segunda entrega de Gladiator, una de las cintas más esperadas del año protagonizada por Paul Mescal, Denzel Washington y Pedro Pascal. Y, como era de esperar, la película no ha pasado desapercibida para la crítica. De hecho, lo cierto es que todas esas voces discordantes parecen coincidir de lleno en algo: la secuela de Scott no tiene ni un ápice de originalidad.

Mismo arranque, misma trama y conspiraciones y mismos viejos eslóganes. Veinticuatro años después de que el primer blockbuster viese la luz, Ridley Scott vuelve a la gran pantalla con 148 minutos de sangre, espectáculo y acción en la Roma del 200 a. C. Algo que parecía imposible para el director de películas tan emblemáticas como Alien (1979) o Thelma y Louise (1991).

Más de dos décadas después del estreno del filme protagonizado por Crowe, la secuela retoma la historia de Lucio Vero   — interpretado por Paul Mescal —, sobrino de Cómodo, hijo de Lucila y nieto del antiguo emperador Marco Aurelio. Todo comienza cuando los soldados romanos, dirigidos por el general Marco Acacio  — a quien Pedro Pascal da vida —, invaden su tierra y toman a Lucio como esclavo.

Y es ahí cuando Denzel Washington entra en escena con una impecable actuación bajo el nombre de Macrino: lanista sin escrúpulos que se vale de Lucio para derrocar la tiranía impuesta por los emperadores Geta y Caracalla. Sin duda, el gran acierto que Scott ha tenido con esta película que deja mucho que desear en aspectos técnicos, de guion y que, en definitiva, no se trata de una buena ficción histórica.

Una lástima que, con un presupuesto de más de 250 millones de dólares, el cineasta británico haya sido incapaz de dar la talla y de volver a los cines con una producción fresca y emocionante. Es un hecho indiscutible que tiene mucho que envidiarle a su antecesora, pero no está mal para tratarse de una segunda entrega considerando todo lo que había en juego. ¿Ocurrirá lo mismo con Gladiator III?

Maite García Romera

Estudiante de Periodismo, apasionada de los viajes y amante de las buenas historias