Cómo viajar a China y no morir en el intento

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Ni el hecho de que Shanghái sea una de las ciudades más pobladas de China, ni la contaminación que se respira en sus calles, ni siquiera las interminables horas diarias de atasco en sus carreteras suponen obstáculo alguno para el viajero que decide poner rumbo a tierras asiáticas.

Esta realidad es perfectamente conocida por todos a través de la cantidad de imágenes que de forma habitual difunden los medios de comunicación. Por ello, usar una mascarilla como producto de primera necesidad o perder tres horas en una aglomeración no debe constituir, en un principio, ningún inconveniente una vez tomada la decisión de emprender el viaje.

Sin embargo, viajar a China no es solo esto. Multitud de factores pueden convertir la expedición en una auténtica pesadilla y el visado es uno de ellos.

Visados

La obtención de un visado es imprescindible para poder cruzar las fronteras chinas. Los centros de tramitación del visado chino se encuentran en Madrid y en Barcelona donde se ha de presentar la documentación necesaria, aunque también puede realizarse este trámite por internet. Esta documentación varía según el tipo de visado que se requiera y debe enviarse en un plazo de dos meses a quince días antes de la salida.

En el caso de solicitar el tipo de visado L, expedido para personas que quieran viajar como turistas, se deberá aportar una copia del billete de avión, una reserva de hotel o una carta de invitación en caso de pernoctar en un domicilio particular, además del pasaporte, una fotografía y un formulario interminable.

Hasta aquí todo normal. El problema surge en el momento en que el turista decide permanecer en la ciudad durante más de un mes, ya que este tipo de visado solo permanece vigente durante 35 días.

En este caso existen tres opciones para intentar obtener una renovación, todas ellas con un aspecto en común: dependen de si el funcionario encargado de ello lleva o no un buen día.

Estas opciones son acudir al centro de inmigración para tratar de tramitarlo, pagar a una agencia y que ellos se encarguen del papeleo o salir del país y volver a entrar. Esta última la más efectiva.

La mayoría de turistas eligen desplazarse a Hong Kong para tratar de renovar su visa, pero esto no es nada sencillo. Los visados turísticos para China suelen contar normalmente con una sola entrada asi que, una vez que se abandona el país, el viajante debe asumir la posibilidad de no volver a entrar. Si consigue dar con un funcionario con buen humor, regresará por la frontera de Shenzhen donde trabajan los policías más permisivos.

Teléfonos

Los teléfonos europeos suelen funcionar en Shanghái, pero encenderlos allí supone un elevadísimo coste. Por ello, la mejor opción para poder comunicarse con los familiares y amigos es adquirir una tarjeta SIM del país.

Éstas se pueden comprar en el aeropuerto nada más llegar y también en algunos hoteles como el Ritz o supermercados como Family Mart o Seven Eleven, situados por toda la ciudad.

El precio de las tarjetas suele situarse en 130 yuanes (algo más de 19 euros) al que se añade el de la recarga que cada persona desee efectuar.

Censura en Internet

Lo peor que le puede pasar al viajero una vez que paga su recarga de teléfono no es que su conexión a internet no funcione al menos a una velocidad normal. Es toparse con una dura realidad. Miles de páginas están capadas en el país asiático.

Google, Google Maps, Facebook, Twitter, Instagram, Skype o Youtube permanecen bloqueadas como consecuencia de las censuras impuestas por el gobierno de China, un país en el que la libertad en cuanto a redes sociales está prohibida.

La explicación a esto, según O.S, un español que reside en Shanghái, es que “hay mucho dinero en juego. No interesa que empresas grandes como Google tengan cuota de mercado en China porque en ese caso contarían con un gran porcentaje de consumidores. El gobierno toma medidas proteccionistas y lo que hace es potenciar empresas locales”.

Sin embargo, la navegación en China es posible tras la descarga de una red VPN (Virtual Private Network). Estas cuentan con servidores instalados en otros países como Estados Unidos o Japón y se pueden obtener a través de diferentes páginas, entre ellas Astrill.

Cómo desplazarse en Shanghái

Lo que se ve en las intersecciones de Shanghái no hace menos que dejar petrificado a cualquiera. El tráfico en la ciudad recuerda a la típica atracción de feria en la que conductores de coches de juguete se trasladan divertidos por una amplia plataforma mientras tratan de esquivarse unos a otros para no chocar. Solo que en este caso los coches son de verdad. Y no solo coches, también bicicletas, motocicletas, camiones, autobuses y carros cargados de sillas, garrafas de agua, basura o cualquier material inimaginable circulan a la vez y sin ningún control por las vías chinas.

Las distancias en Shanghái son exageradamente largas como para recorrerlas a pie. En coche resulta casi imposible tardar menos de cuarenta minutos en llegar al destino.

Sin embargo, el desplazamiento en bicicletas o en motocicletas permite ahorrar una gran cantidad de tiempo y dinero al turista que llega a Shanghái con la intención de no regresar a su país en una larga temporada.

Una vez adquirida la motocicleta (cuyo precio oscila entre los 2.000 y los 3.000 yuanes), los conductores no tienen que preocuparse por pagar gasolina porque son eléctricas. Se pueden recargar en distintos establecimientos de comida o talleres que cuentan con tomas de electricidad por poco más de 10 yuanes la hora. Ni por el permiso de circulación, porque éste no es obligatorio, al igual que tampoco lo son el uso de casco o la matriculación del vehículo.

Y por si esto fuera poco, el conductor puede deleitarse mientras conduce fumando un cigarrillo, comiendo unos noodles con verduras y hablando por teléfono o con las tres personas más que transporta en su motocicleta. Aquí no hay normas.

Para asegurar la supervivencia, la opción de usar el metro en China se muestra como la más segura. Shanghái cuenta con una amplia red de líneas extendida por toda la ciudad. El turista puede comprar una tarjeta en el centro de información de cualquiera de las estaciones y pagar, además de la recarga, un depósito. Y si ya no quiere usarla más, obtener la devolución de la cantidad.

Cómo comunicarse en Shanghái

La comunicación en Shanghái constituye una verdadera odisea. Hallar un taxista que hable inglés en China es casi tan imposible como encontrar una aguja en un pajar. Para llegar al destino es necesario una de dos, o armarse de paciencia o conocer el idioma local. Para solventar alguna de estas carencias, la aplicación para móviles SmartShanghai tiene incorporadas multitud de funciones entre ellas “Taxi print out” con direcciones de lugares de interés traducidas al chino. Aun así, la aplicación no recoge todos los locales de la ciudad. En este caso, solo queda encomendarse a cualquier dios sobrenatural y rezar para que aparezca repentinamente alguien que conozca el idioma y pueda servir de traductor. Multitud de agencias se publicitan en esta aplicación y organizan eventos cada semana destinadas al turista.

Dónde comer

Si hay algún país en el mundo donde el turista no pueda encontrar los típicos platos que sirven los restaurantes chinos de Europa ese en China. A excepción de noodles o rollitos de primavera, el resto de especialidades no existen en el continente asiático. Son solo invenciones adaptadas a la gastronomía europea. Pollo picante, Dim Sum (empanadillas rellenas de carne u otros ingredientes) o tofu marinero son los platos demandados a diario en cualquier restaurante. Para los más arriesgados, los caballitos de mar, los escorpiones o las estrellas de mar también son plato de buen gusto para muchos.

Si la predilección son restaurantes europeos, destacan el Malabar o el Elefante (restaurantes españoles), Saleya (Francés), Mercato (Italiano) o Greek Taverna (griego).

Lugares para visitar

Jamás una ciudad tuvo tanto que ofrecer en cuanto a relaciones profesionales como Shanghái. Edificaciones de más de 17 pisos constituyen el centro financiero que representa esta ciudad. Pero no todo es esto. La vegetación que proporcionan al viajante lugares como Yuyuan Garden, las copias exactas de ciudades londinenses como Thames Town o la presencia de una de las grandes maravillas del mundo como la Gran Muralla China (considerado patrimonio de la humanidad), son lugares emblemáticos de obligada visita en China tanto para jóvenes como para adultos. Pero cuidado con ésta última. Los kilómetros a recorrer son interminables y el calor, sobre todo en época estival, puede causar extremas quemaduras en la piel de más de uno y encontrar un protector solar en este país es complicado.

¿Preparado para la aventura?

 

 

 

 

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