Rap, Rebeldía y Protesta: Kendrick Lamar se roba el Super Bowl

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Imagen sacada de la revista people

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En la ciudad de Nueva Orleans, Luisiana, se jugó la final de la Super Bowl entre los Philadelphia Eagles y los Kansas City Chiefs. Aunque la victoria arrolladora de los Eagles, con 40 puntos frente a los 22 de los Chiefs, fue bastante importante debido a la presión que sentían los Chiefs por ganar este campeonato, el verdadero protagonista fue el artista Kendrick Lamar.

El rapero afroamericano interpretó algunas de sus canciones más conocidas, como Squabble Up, TV Off o All The Stars, junto a la artista SZA, entre otras. La presentación comenzó con Samuel L. Jackson, vestido como el Tío Sam, una personificación del gobierno estadounidense, lo que le añadió una capa de simbolismo al espectáculo. Jackson comentó que Lamar era del ghetto, haciendo referencia a cómo el hip-hop ha sido históricamente mal visto y marginado por las instituciones en Estados Unidos. Esta introducción dejó claro el tono de la actuación: no solo sería una exhibición de la música de Kendrick Lamar, sino también una reflexión sobre la situación de Estados Unidos.

Durante su interpretación de HUMBLE, los bailarines, vestidos con los colores de la bandera de Estados Unidos, formaron una bandera con un espacio vacío en el centro, simbolizando la fractura política y social del país. Además, Lamar hizo alusión a la histórica promesa de “40 acres y una mula”, una compensación que se les prometió a los esclavos liberados tras la Guerra Civil y que nunca se cumplió. Al mencionar esto, destacó las deudas históricas y las injusticias que aún persisten en la sociedad estadounidense.

Durante esta parte del espectáculo, también aparecieron audios de discursos de Donald Trump, quien se encontraba presente, distorsionados con efectos visuales, una clara referencia al impacto de su retórica divisiva en la sociedad. También se proyectaron imágenes con luces en las gradas donde, de manera sutil, se podía leer la frase “That’s the wrong way”, junto con otras frases pronunciadas por el propio artista, como “The revolution is about to be televised, you picked the right time, but the wrong guy”, haciendo alusión a que es hora de un cambio en la política y en la sociedad estadounidense, pero no hacia la dirección en la que se está gestando dicho cambio.

Uno de los momentos más comentados fue la interpretación de su canción Not like Us, dirigida al rapero Drake. Antes de comenzar, Lamar comentó: “Quiero tocar vuestra canción favorita, pero ya saben cómo les gusta demandar”, en referencia a la demanda que Drake presentó contra Universal Music Group por promover dicha canción. Este acto no solo sirvió para avivar la rivalidad entre ambos, sino también para criticar a la industria musical y sus dinámicas legales, evidenciando el poder y las limitaciones que los artistas enfrentan dentro de las grandes compañías discográficas.

Esta presentación no fue solo un espectáculo musical, sino también una reivindicación que invitó a la reflexión sobre las profundas divisiones que existen en Estados Unidos. A través de simbolismos y referencias culturales, el rapero consiguió destacar las injusticias y fomentar la necesidad de un cambio y de reconciliación. Con esta actuación, podemos apreciar que el arte también puede ser un arma poderosa de protesta y transformación.

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