El encuentro de las letras: Claveles y libros en la Plaza de San Francisco
Reportaje elaborado por Claudia Ceballos, Cristina Dalmau, Marina Gallardo, Alba García y Lucas Naranjo, alumnos de Periodismo Cultural
En una mañana soleada de abril, la capital andaluza reúne por primera vez en su historia a editores y libreros en un evento que durante 10 horas celebrará el Día del Libro. Y es que esta festividad tiene lugar el 23 de abril en todo el mundo, así como la festividad de Sant Jordi en Cataluña y las regiones aledañas. Esta última es especialmente famosa debido a la tradición de regalar conjuntamente libros y claveles a los seres queridos, un gesto que ha empezado a calar en todo el resto de la península.
Tal es el caso de la celebración sevillana, organizada por el Ayuntamiento y la Junta, que aúna en su primera edición estas costumbres con el gusto por la lectura. Así pues, más de cuarenta editoriales y librerías se han reunido en la Plaza de San Francisco (frente a la Plaza Nueva, donde anualmente se celebra la Feria del Libro) para exponer sus productos a un público heterogéneo y dar a conocer toda clase de literatura.
La apertura tuvo lugar a las once de la mañana, con cierre previsto para las nueve de la noche, cosa que ha traído consigo unas primeras horas algo menos concurridas de lo previsto. ”Para ser una mañana de martes creo que hay bastante gente, aunque imagino que la tarde será mejor. Tampoco se ven muchos jóvenes básicamente porque están en clase, pero han venido algunos colegios a leer poemas y hacer marcapáginas”, comenta Pedro de la Rosa, librero de la editorial Héroes de Papel.
Respecto a la celebración, Pedro comenta lo siguiente: “en cierto modo es bonito que se traspase Sant Jordi como evento y que sea algo cultural”. Sobre su editorial, Héroes de Papel, hay que decir que se especializa en ensayos dedicados a la cultura pop, principalmente videojuegos. “Va más allá del entretenimiento, porque todo lo cultural transmite un mensaje. Incluso en los shooters (juegos de disparos) hay un trasfondo político y social que se nos diluye en el ocio. Estos libros buscan poner en valor ese mensaje”.
Pero en esta feria hay cabida para toda clase de obras, y algunas de las más buscadas últimamente son las infantiles y juveniles. Tres Tristes Tigres es otra de las editoriales participantes, especializada en literatura para niños, aunque con un catálogo amplio y que abarca temáticas de todo tipo. “Trabajamos sobre todo infantil, pero con el sello Avenauta también juvenil, poesía y cómic histórico; en narrativa tenemos fantástico y crítico, libros sobre ballet y ópera, y acabamos de publicar El Mercado de los Duendes”, explica Bárbara, la editora. “Publicamos lo que nos gustaría comprar”.
“La editorial cumplió diez años el pasado 2023, y, sobre el sector, se requiere mucho esfuerzo y paciencia, pero es posible vivir del libro. Gracias también al mercado americano y al resto del mundo, ya que vendemos derechos a otros países: son muchas las maneras que tiene una editorial de vivir”, cuenta la editora, nacida en Argentina y residente en Sevilla. “No hay que pagar para estar aquí en la feria, es una iniciativa excelente para mostrarse. Es una actividad enriquecedora y estamos viendo que vienen muchos padres, pero sobre todo abuelos para comprar libros a sus nietos”.
Una de esas personas con inquietudes por introducir a los más pequeños en la lectura es Mónica Claros, madre de dos hijos. “Mi niño es muy futbolero y le he comprado un libro del Betis. Para mi hija tengo un híbrido entre novela y cómic llamado Magic Animals”. Sobre sus propios hábitos de lectura, Mónica afirma que no es especialmente aficionada debido a su discapacidad visual, cosa que, pese a todo, no le impide disfrutar de algún que otro audiolibro. “Estoy en la Once, que tiene su propia biblioteca. Puedo ver parcialmente, pero así me canso menos”.
El evento ha congregado a público de todas las edades, desde personas de la tercera edad hasta jóvenes. José Manuel Humanes es uno de estos últimos: “Me he enterado de esta feria a través de Internet, aunque lo he visto publicitado en otros sitios”. Fernando y Marta, otros dos asistentes de edad similar, han venido en busca de algunas de las novelas más populares de los últimos meses. “Yo me he comprado lo último de Javier Castillo, La grieta del silencio, y él (Fernando) el primero de Blackwater”.
Es fácil observar también cómo extranjeros se acercan a los puestos para echar un vistazo a las obras expuestas y, en algunos casos, aprovechar el 10% de descuento en todos los productos para llevarse un recuerdo en forma de papel. Y es que la literatura española es de las más demandadas, algo que no entiende de fronteras. Tal es el caso de Bredi Alonso, profesor universitario en Venezuela y antiguo seminarista, que muestra sus compras. “He conseguido El Quijote Liberado, que me encanta porque lo leía de pequeño. También me gusta mucho la historia de Sevilla (la ciudad más hermosa del mundo) y del país: lo último que leí fue Historia de España contada para escépticos, de Reverte”.
Aun así, no todo el mundo está contento con la celebración de esta festividad. Y es que, tras acercarse con curiosidad al equipo de redacción, un hombre de edad avanzada empezó a preguntar (con un léxico cuando menos soez) qué se estaba celebrando exactamente. En su discurso remarcó el Día del Libro por encima del de “San Jorge”, término que repitió múltiples veces en una severa alusión a la inclusión de tradiciones no autóctonas como la de regalar una rosa junto con un libro. Es cierto que esta costumbre de origen catalán no deja de ser una novedad dentro del contexto sevillano, pero libreros y lectores no lo ven como algo malo. “Sant Jordi, con el tema de la flor y el libro, convierte el Día del Libro en algo más social y menos personal, así que es una forma bonita de poner en valor la lectura”, concluye Pedro de la Rosa.
Pese a su ubicación a pleno sol y carente de sombras para los lectores en un abril inusualmente caluroso, esta novedosa iniciativa ha resultado un éxito rotundo y contentado tanto a libreros y editores como asistentes. Queda por ver si se convertirá en algo recurrente de cara a próximos años, pero lo que está claro es que, por más que las nuevas tecnologías avancen, el apetito por la lectura no cesa.
Estudiante de Periodismo en EUSA