Opinión: Una saeta par mundo, Manuel

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Cantar no es que sea un arte, es que es un arte mayor. Tallar no es que sea un arte, es que es un arte mayor. Todo me conduce a una afirmación: intentar ridiculizar a raíz de un suceso producido en ambas vertientes artísticas, es de ser el inculto mayor. Ustedes dirán que a qué viene esta palabrería cargada de ironía candente, de fuego cultural sin anestesia. Pues bien, resulta que en Jerez, donde hasta para pegarle una patada a una piedra tienen arte, Manuel Monje, jovencísimo cantaor, sale en un vídeo desparramando esas cositas que a los seres especiales le caen del cielo mientras le canta al Cristo. Bueno, pues no han faltado a su cita con la intolerancia la ristra de falsos progresistas para mofarse del chico en Twitter y encima y como de costumbre en estos casos, crear odio hacia la cultura andaluza. 

Me causa cierta pereza tocar este tema tan mascado, que tantos ríos de tinta han vertido en decenas de portales y periódicos, pero va más allá. Va adjunto a la ridiculización de un niño. Queridos lectores, ridiculizar a un niño a través de lo que siente y de cómo se viste, en algunos casos. Volvemos a tirar de tópicos que no porque sean tópicos dejan de ser verdaderos: cómo de nauseabunda es la sociedad que estamos creando y en la que convivimos, que se hace burla de un simple niño -que de simple tiene poco, ahora meto el dedo en la llaga- y después tiene la friolera de quince mil “me gustas” que, entiendo, se identifican con una fechoría que la única calificación que puede adquirir quien la hace es de ser malnacido. 

Pues bien, vayamos más allá aún. Además de ridiculizar a Manuel, esperanza flamenca de los jerezanos, intentan empequeñecer a ese arte mayor escrito arriba: el cante. No me hubiera gustado ver a estos indecentes en los tiempos de Camarón. De verdad, ¿qué necesidad hay de retratarse como una persona inculta? Si no gustan de este arte, no lo manifiesten no vaya a ser que peguen el patinazo. Pues nada, ahí siguen ellos, revestidos de una tolerancia a la carta -su carta- y un falso-progresismo del que también suelen hacer gala `pa lo suyo´, así, en andaluz, que por lo visto sigue escociendo. 

Manuel, tu saeta al Cristo no es una cualquiera. Es una para todo el mundo. Venga, otra vez: una saeta par mundo. Un mundo que nunca sabrá valorar tu arte si no te valora única y exclusivamente como persona, que es lo primero. Así está esto. Tú por si acaso sigue rompiendo camisas, que ya se encargarán los entendidos -que no soy yo uno de ellos-, de ponerte en el lugar de privilegio que te corresponderá seguro.

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