Opinión: “Jennifer’s Body” y el rescate del hito feminista en el cine de terror
Con la llegada de Halloween, nuestros cines se llenan de películas que apelan a los mayores miedos del ser humano o, al menos, a esos clichés continuamente utilizados para captar a la mayor cantidad de audiencia. Sin embargo, hay algunas películas que se saltan esa norma para hacer una crítica más profunda a la sociedad contemporánea. Es el caso de Jennifer’s Body y de como los estereotipos de los slashers de los ochenta pueden ser reinventados para hacer un humor tremendamente ácido, pero a la vez tan carismático, quedándose grabado en la retina.
La trama se centra, en pocas palabras, en el renacer de una chica tras haber sufrido un abuso sexual, para luego ir en busca y captura de todos aquellos que la violaron. Esta es la historia de Jennifer, la adolescente más despampanante de todo el instituto, y Anita, tímida y nerd, que dará pie a la relación más tóxica que os podáis imaginar. Las hormonas, las inseguridades en las relaciones sociales, los primeros noviazgos y relaciones sexuales se entremezclan con una etapa de la moda juvenil tan en boga actualmente: la y2k.
Respecto a la directora, Karyn Kusama, se le podría hacer un claro paralelismo respecto a Greta Gerwig, al ser dos mujeres adelantadas a su tiempo que buscan reinterpretar los estereotipos más mascados y, fundamentalmente, que el público femenino se pueda sentir identificado, apelando a sus principales preocupaciones. Por desgracia, en la década del 2010 era muy difícil encontrar películas que hablasen sobre las compresas y las relaciones tóxicas de forma tan natural, y por eso fue tan malinterpretada Jennifer’s Body.
Veo oportuno centrarme en cómo esta película fue recibida por la audiencia incorrecta debido a su marketing defectuoso. Mientras que la población masculina salió de las salas con una profunda decepción al no poder ver la imagen cosificada de Megan Fox, muchas mujeres la criticaron fríamente al no poder apreciar la denuncia de la misoginia interiorizada. Qué mejor ejemplo de ello es Barbie. Con una estrategia de posicionamiento fabulosa, consiguió robarnos el corazón, llorar con Billie Eilish y hacernos sentir válidas con nosotras mismas.
Estamos actualmente en el resurgimiento del cine feminista con no solo películas de actualidad como la taquillera Barbie, sino también recuperando aquellas que no fueron bien recibidas por la crítica porque la sociedad no estaba aún preparada para verlas. Amanda Seyfried y Megan Fox hicieron un papel revolucionario que ahora está teniendo sus resultados en TikTok gracias a la viralización, pero es una lástima que haya tenido que pasar tanto tiempo para que se diera eco a la que podría ser la mejor película de terror con trama feminista.
Ángela es estudiante de 2º de Periodismo y Comunicación Audiovisual en EUSA. Compagina su pasión por la comunicación con el arte, los videojuegos y el debate. Tiene un canal de Youtube de divulgación y busca hacerse un hueco dentro del sector de la animación y audiovisual.