Opinión: El silencio europeo ante la violencia en Oriente Medio

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Foto: Agencia Reuters

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En la Franja de Gaza y se dieron cita Israel y Palestina (‘Hamás’) directamente en tierras de Oriente Próximo. Un lugar roto y atravesado por la violencia, y hoy por la Guerra, siete días llevamos inundados por el horror.

La historia ha traído, de nuevo, como está pasando entre Rusia y Ucrania, un mar de sangre, mayoritariamente de civiles inocentes que viven sus vidas trucadas por lluvias constantes de bombas marcadas por el odio. Heridas abiertas que el tiempo deja a su paso, y ya son 75 años de muerte entre Israel y Palestina. Concretamente, el grupo terrorista antisemita de ‘Hamás’ que es el que ha cogido la batuta de la detonación de este último estallido.

Pero Israel, no se queda ni se ha quedado atrás. En lo que va de año, los pogromos orquestados por colonos israelíes contra palestinos se han intensificado considerablemente bajo el apoyo e impunidad que estas acciones han recibido por parte del Gobierno de Netanyahu. No se puede blanquear a uno para recubrir a otro de la sombra de genocida. Ambos son actores partícipes de un infierno, que está lejos de terminar.

Israel se ha lanzado a la ofensiva desabasteciendo a la región de Gaza desabasteciéndola de todo tipo de recurso para la supervivencia de inocentes que se encuentran por azar en medio de la cruz de la moneda. El siguiente paso, ha sido advertir a la población gazatí para que huya hacia el sur de la Franja. Estamos hablando de cerca de dos millones de personas que deben salir de esa zona ante la advertencia de Israel : “que se atengan a las consecuencias”, si esa salida no se produce. Estas fueron las palabras de advertencia del primer Ministro Israelí, Benjamín Netanyahu a la población gazatí.

Por otra parte, el grupo terrorista ‘Hamás’ ha bautizado el día de hoy como ‘El día de la Ira’, con Jerusalem blindada, como próximo objetivo. Mientras tanto, Europa y la Unión Europea callan, silencian, no quieren participar ni juzgar la masacre que lleva ocurriendo durante décadas en Oriente Medio. La presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von Der Leyen estuvo muy presta a lanzar juicios cuando estalló el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, calificando lo ocurrido de ‘acto terrorista’: “Somos amigos de Israel. Cuando los amigos son atacados, los apoyamos. Israel tiene el derecho y el deber de responder al acto de guerra de Hamás”, con estas palabras demuestra que tiene clara su postura en el conflicto.

En este caso, y teniendo en cuenta la envergadura de lo que lleva ocurriendo 75 años, lo que se escucha de Europa, es un repugnante silencio. Francia y Alemania declaran como prohibidas todo tipo de manifestación en apoyo a Palestina, y Reino Unido advierte que ondear una bandera de signo de apoyo árabe puede ser considerado un delito de orden público.

La inacción es abrumadora, el silencio es la manifestación más ruda y contundente de indiferencia hacia una humanidad y un mundo que se encuentran desde hace mucho, en el límite, en el precipicio de un final incierto, mientras deja a su paso un rastro de muerte y de imborrables esquirlas de dolor,  aquellas que seguramente sean el detonante más peligroso para este tipo de acontecimientos.

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