Daniel Calparsoro vuelve a la gran pantalla con Todos los nombres de Dios, un thriller que cuenta con el protagonismo de Luis Tosar e Inma Cuesta, interpretando a Santi, un taxista un tanto taciturno y solitario, y a Pilar, una comandante de la Guardia Civil.
La obra narra y desentraña uno de los temas más tocados en el cine últimamente, el terrorismo yihadista. Calparsoro le da un toque muy personal a su cinta, manteniendo una estética dinamitada, tensa y agresiva, que mantiene al espectador totalmente fijo en la película durante la mayor parte del metraje.
Narra la historia de Santi, un taxista experimentado que en su habitual turno de noche se inmiscuye en una trama de terrorismo, tras un atentado en el Aeropuerto de Barajas. Un desafortunado encuentro con un yihadista, interpretado por Nourdin Batán (Hazam), lo pone en el punto de mira, con un chaleco bomba y obligado a no parar de caminar para no hacer estallar el explosivo. Un cóctel explosivo que pone en vilo al país y, por consecuente, a los cuerpos nacionales de seguridad.
Madrid se convierte en el escenario principal de la película, siendo la Gran Vía y el Paseo de La Castellana la joya de la corona de la filmación, lugares donde se van desentrañando las escenas más icónicas de la historia. Calparsoro consigue generar una imagen ciertamente simbólica, con Tosar en su papel de “hombre bomba” caminando frente a un séquitos de camiones blindados a sus espaldas.
Todos los nombres de Dios se está convirtiendo en un blanco fácil para las críticas, las cuales destacan lo denso que se puede llegar a hacer el largometraje. No obstante, tiene grandes posibilidades de convertirse en una obra referente de este director, gracias a una ejecución perfecta y la fidelidad que tiene con el género del thriller; poniendo en énfasis en las grandes dosis de acción, suspense y acción que se entremezclan dentro del guión para culminar con un final trepidante. Además, se ve bien respaldada con el gran trabajo de Luis Tosar e Inma Cuesta, así como el de otros actores conocidos también en el género como es Fernando Cayo o Patricia Vico.
Se trata de una película que sigue la ya habitual línea de Calparsoro, recordando a otros de sus trabajos, Cien años de perdón, donde también vemos un impresionante Tosar en acción. No obstante, esta vez el director barcelonés no sólo llama la atención con un excepcional rodaje y un maravilloso despliegue de medios, sino que también se apoya en lugares tan reconocidos como la mencionada Gran Vía madrileña.
En definitiva, no tiene ningún desperdicio invertir tiempo en ver a Calparsoro y Tosar juntos en la gran pantalla. En este nuevo trabajo se coordinan la acción, el suspense, la trama y las historias paralelas que van apareciendo para generar una mezcla explosiva, con perdón de la redundancia, en cualquiera que comparta sus cinco sentidos con este trabajo.
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