Cirugía estética: un negocio en auge que cada vez cuenta con más adeptos

En España la cifra de operaciones estéticas se dispara y crece un 215% en los últimos 7 años
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El 85% de los pacientes son mujeres, frente a un colectivo masculino que también ha aumentado su paso por el quirófano durante los últimos años. Unsplash

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El informe “La realidad de la cirugía estética en España” elaborado por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) revela que en 2021 se llevaron a cabo 204.510 intervenciones de cirugía estética en clínicas de sanidad privadas: un aumento del 215% con respecto a 2014. Los procedimientos más demandados son el aumento de mamas  — que encabeza la lista y equivale al 52,6% del total —, la blefaroplastia  — que supone el 10,7% y que ha encontrado su público entre colectivos de entre 45 y 60 años —  y la liposucción. Aunque entre las favoritas, también se incluyen las cirugías abdominales, y las de tipo íntimo y genital

Por su parte, la Sociedad Española de Medicina (SEME) establece que hace escasos años la edad promedio para someterse a un tratamiento estético se situaba en los 35 años. Ahora, en los 20. Las cifras hablan por sí solas: más del 90% de las intervenciones se concentran en personas de edades comprendidas entre los 18 y 60 años. Y en 2021, siete de cada diez procedimientos médicos estéticos fueron intervenciones faciales  — con el bótox (42%) y el ácido hialurónico (32%) como líderes del ranking —.

Los estragos de la mascarilla

Lola Sopeña, presidenta de la Sociedad Española de Clínicas de Medicina y Cirugía Estética (SEMYCE), explica que en la última década se ha registrado un considerable aumento de las cirugías plásticas. Cifras que se han visto intensificadas tras la pandemia de COVID-19. Y es que a pesar del cese temporal de las intervenciones quirúrgicas durante los primeros meses de la emergencia sanitaria, la ‘nueva normalidad’ trajo consigo un auge del 18,5% en el número de operaciones. Según el informe de la SECPRE, los procedimientos más demandados fueron las cirugías del contorno de ojos y las rinoplastias  — dado que se comenzó a prestar más atención a mejorar la parte visible del rostro que no quedaba cubierta por la mascarilla —. Pero a ello también contribuyó el teletrabajo, que favoreció postoperatorios más livianos desde la comodidad del hogar. Aunque estos no son los únicos motivos que invitan a las personas a considerar coger cita en una clínica estética.

Autopercepción y aceptación social

En 2020, una encuesta realizada por la SECPRE señaló que de los pacientes que acuden a un cirujano estético, el 10,5% lo hace influido por las redes sociales y un 4,99% motivado por el deseo de asemejarse físicamente a alguna celebridad. Lo que ocurre es que la delgada línea entre el autocuidado y la obsesión enfermiza por el aspecto físico se desdibuja cuando se asocia el atractivo físico con la valía personal. Y esto provoca que, al no satisfacer determinadas expectativas, las personas pueden desarrollar problemas de autoestima, inseguridad o incluso ansiedad  — algo especialmente común entre los adolescentes —.

Las redes sociales o la publicidad contribuyen a que se perpetúen ciertos estereotipos y cánones de belleza inalcanzables; lo que inevitablemente conduce a la frustración. Este es el ejemplo de los filtros de belleza, que mediante el uso de inteligencia artificial (IA) alteran los rasgos faciales y generan una ‘versión mejorada’ de los usuarios. Es tal su popularidad que incluso se han hecho hueco en el mundo de la salud mental: la ‘dismorfia del selfie’. Un trastorno que ya afecta al 15% de los adolescentes, según advierte la SEME.

Todo ello responde a una necesidad de validación externa marcada por la industria y por la sociedad, que tradicionalmente han puesto el foco sobre el sexo femenino. Aunque las mujeres ya no son las únicas que se someten a intervenciones para mejorar su físico, puesto que el informe también pone de manifiesto que los hombres han incrementado sus visitas a este tipo de consultas en tres puntos con respecto a estudios anteriores.

Una cuestión de salud pública

Pero la sobreexposición en las grandes plataformas multimedia no es el único factor que ha propiciado la subida en el número de operaciones. Estos procedimientos cada vez están al alcance de más usuarios debido a un abaratamiento de los tratamientos, a mejoras en la calidad de los productos y las técnicas y, principalmente, a un crecimiento exponencial del número de centros estéticos en el país. Y a pesar de que cada vez son más quienes se especializan y se dedican a la medicina estética, desde la SEME denuncian la falta de regulación y un intrusismo en el sector de la cirugía plástica estética  — especialmente por parte de otros profesionales de la salud, como enfermeros y odontólogos —. Personal sanitario que, en ocasiones, ni está debidamente acreditado ni posee la titulación adecuada.

La cultura del cuerpo sigue vendiendo

La creciente tendencia de este tipo de operaciones prevé un panorama muy favorable para la cirugía estética. Y este fenómeno también se relaciona con el hecho de que, en España, la esperanza de vida cada vez es mayor: en la década de los sesenta, las personas vivían hasta los 69,11 años de media; mientras que ahora dicho valor se sitúa en los 83,20 años. Y dado que el culto al cuerpo trasciende a las diferentes generaciones, todo indica que el pronóstico para la medicina y la cirugía estética es más que óptimo. Como apunta Lola Sopeña “somos una población destinada al envejecimiento por lo que la proyección a nivel de negocio va a ser tremenda”.

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