Opinión: Desinformación, la tormenta perfecta

El 67% de la población española mayor de edad afirma estar preocupada por el impacto que tiene la desinformación en su toma de decisiones diaria.
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¿Por qué la credibilidad y la confianza están en tela de juicio en la comunicación? ¿Cómo hemos llegado al punto de que uno de cada dos españoles (54%) sienta que hay tanta desinformación en la sociedad que ya no se cree nada de lo que lee? Y también, ¿por qué crees que estos datos que acabo de soltar son reales? Puedes estar tranquilo, la información ha sido obtenida de una investigación social que ha realizado la empresa de comunicación y posicionamiento estratégico, ATREVIA, pero que podría haber introducido perfectamente y así seguir siendo un amplificador más de la desinformación.

Una fábula que viene al caso, y que podría explicar esta problemática tan extendida en la que la desinformación y, también, la no contrastación de las noticias, podría ser la siguiente:

“Una vez se reunieron seis sabios hindúes curiosos por saber cómo era un elefante. Sufriendo ceguera, decidieron salir en busca de dicho paquidermo para poder despejar sus dudas. Tras un largo camino, encontraron un enorme y manso elefante. Cada uno de los sabios se acercó al animal dispuesto a tocarlo. El primero acarició su trompa, que pronto comparó con una serpiente. El segundo, tocó sus colmillos, que le hicieron pensar en una lanza. El tercero, posó la mano en la peluda cola diciendo que se trataba de una escoba. Así hasta seis descripciones distintas del mismo animal se dieron esa tarde. Todos creían conocer el verdadero aspecto del elefante sin ponerse de acuerdo. Al intercambiar posiciones, se dieron cuenta que existía más de una verdad para poder realmente ver al animal.”

La finalidad de esta historia no es otra que hacer reflexionar sobre el poder que tenemos como ciudadanos, de relatar los hechos con la mayor veracidad y compromiso social (cuando contemos una historia o noticia en RRSS o cuando trabajemos en el sector de la comunicación) y, también, del poder propio a la hora de contrastar las noticias. Recordemos que el elefante de la fábula no es una serpiente, una lanza ni una escoba, es un paquidermo sobre el que, si no contrastamos ni nos aseguramos de la constancia de los hechos, estaremos lanzando una información errónea. Trabajemos porque la polarización y el desapego de la ciudadanía con los medios no lleguen a ser condiciones en las que pueda que haya punto de no retorno.

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