Opinión: Los abuelos y la soledad

La soledad aumenta en los últimos años afectando cada vez más a las personas de la tercera edad

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La soledad mata y es una de las epidemias más grandes que estamos viviendo actualmente. Cada día son más frecuentes las noticias de abuelos que han fallecido solos en sus viviendas y que han aparecido a los pocos días porque nadie les ha echado en falta.

Somos tan egoístas que solo pensamos en nosotros mismos y nos olvidamos por completo de quienes tenemos alrededor. Y es que nos creemos que los abuelos son eternos, que siempre van a estar ahí, pero no es así. No somos conscientes de que eso puede cambiar en cualquier momento.

A medida que pasan los días los abuelos son cada vez más vulnerables y débiles obligándose a sí mismos a quedarse en casa. Atrapados en esas cuatro paredes, donde la única voz que escuchan es la del televisor que, probablemente lleve encendido todo el día mientras que la soledad llama a sus puertas.

Muchas veces consideramos a los abuelos un estorbo, un impedimento para hacer cosas, ya que no pueden seguir nuestro ritmo, pero jamás escucharás una queja de tu abuelo sobre ti. Al contrario, ellos disfrutan de esa compañía. Compañía que en algunas ocasiones no valoramos lo suficiente porque, alguna que otra vez habremos dicho: “qué pesado es el abuelo’’. Palabras que son como cuchillos y que dañan sus débiles corazones.

Creer que eres una carga o incluso que muchas de las veces solo te llamen para ser el niñero de unos nietos que no aprecian el tesoro que tienen al lado, que les cuida y da cariño, tiene que ser duro.

A mí esto me parte el alma, no sé a ti.

Debe ser porque mis abuelos han sido y son personas muy importantes en mi vida porque me han criado desde pequeña ya que mis padres trabajaban y no podían cuidarme. Recuerdo muchas de las tardes en el parque con ellos y aunque estuvieran cansados nunca decían nada, solo querían verme disfrutar. Anteponían siempre mi felicidad. Y el día que falten no sabría qué hacer y va a ser muy duro.

Me paro a pensar y cuando sea abuela también me gustaría estar acompañada, sentirme útil a pesar de la edad que tenga, que no se olviden de mí y querría estar rodeada de aquellos que quiero y que me quieren. Que la soledad no me esté esperando al entrar en mi casa.

Y seguro, que tú que estás leyendo esto también querrás lo mismo cuando seas más mayor.

Y es que, aunque no nos digan nada, siempre esperan una llamada nuestra o una visita a su casa. Ellos mejor que nadie saben lo que es trabajar duro y ocuparse de las tareas de casa. Saben que 24 horas no son suficientes para nosotros, pero para ellos cada vez los días son más largos y le sobran horas.

Disfrutan de nuestra compañía y nos admiran por cada logro que conseguimos. Aún sigo llamándolos para contarles muchas de las cosas que sigo haciendo en mi vida como cuando lo hacía de pequeña. Me gusta hacerles sentir que no me olvido de ellos.

Así que, coge el teléfono, llámalos, habla con ellos. Porque, aunque para ti es una simple llamada para tus abuelos es una alegría saber que te has acordado de ellos.

Después de todo, ¿aún sigues pensando que exageraba al decir que la soledad estaba más presente de lo que nos imaginamos? Seguro que no.

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