Opinión: la pieza de Alemania

Las Salinas de Cabo de Gata llevan medio año sin agua por una avería no reparada
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Visita política. Imagen: Junta de Andalucía

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Aún recuerdo las promesas del alcalde de Almería. Era verano, hacía calor y las playas del Cabo de Gata estaban llenas hasta la bandera. Lógico, es un paraíso natural como pocos hay en España. Ramón Fernández-Pacheco lanzaba orgulloso que la avería que había secado las Salinas sería reparada lo antes posible.

Una avería en el canal que conduce el agua del mar hasta la albufera provocó que el enclave se fuera secando poco a poco. La primera voz de alarma se dio en junio aunque los trabajos no se iniciaron hasta dos meses después. Almería es un importante paso migratorio de flamencos y aves zancudas, un paisaje que embellece la provincia y ayuda a tejer el eje Europa-África.

Un día, con motivo de un trabajo periodístico, me acerqué a la zona. Vi operarios sin máquinas y miradores sin nada que contemplar. Al día siguiente, con la visita de los ilustres políticos populares, la actividad era totalmente diferente. La desidia y el postureo son dos males que conviene erradicar.

Los días vuelan en el calendario y las palabras se las lleva el viento. Pasó el verano y el ruido de los veraneantes quedó en el olvido. El Cabo de Gata, tierra de pescadores, ya luce deshabitado como todos esos parajes estivales que son abandonados cuando el calor desaparece. El alcalde ya no lo es y, ni siquiera, vive en Almería.

Juan Manuel Moreno, con su mayoría absoluta bajo el brazo, decidió ascenderle. El cargo, por sus precedentes, es una broma de mal gusto hacia los andaluces. Fernández-Pacheco ahora es consejero de Medio Ambiente, un premio por haber destruido uno de los mayores humedales de Europa. Un currículum brillante que convierte al elegido en el candidato mejor valorado.

Almería, tan acostumbrado a llorar en silencio, calla mientras el ecosistema sufre. Las promesas de septiembre pasaron a octubre y, con las luces de Navidad alumbrando, el agua sigue sin llegar. Debe ser que las piezas vienen de Alemania y, con esto del Mundial, se han quedado a animar a la selección.

Tener agua. Será un buen propósito de 2023. Aún recuerdo a esa profesora de español en París, almeriense como pocas, que prometió contarle a sus alumnos el desastre que se estaba perpetrando en su tierra. La verdadera ‘Marca España’.

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