Opinión: COP 27, ¿alguien espera algo diferente?

Este año es el turno de África de albergar el evento. La COP27, la última extravagancia climática anual de las Naciones Unidas, se está llevando a cabo según lo programado en Egipto, en un balneario del Mar Rojo famoso por sus cálidos mares azules y arrecifes de coral. El año pasado fue en Glasgow. El año que viene se llevará a cabo en (redoble de tambores, por favor)… ¡Dubai!
Dos semanas de conferencias en un país, por cierto no muy democrático, en el cual la situación de los derechos y en particular los derechos a libertad de expresión sufren restricciones por parte del gobierno. Aunque por otra parte, es estupendo resaltar el liderazgo de África en la lucha contra el cambio climático.
A lo largo de los años, la interminable gira mundial de la COP ha viajado por todas partes. Se supone que cada evento nos ayudará a mover la aguja en el cambio climático. Pero, ¿qué es exactamente lo que logran todas estas reuniones?, ¿realmente valen la pena todo este tiempo y esfuerzo?
Estas cumbres anuales generan mucho interés -también dinero-, atraen a decenas de miles de participantes mientras que los ciudadanos protestan en las calles. La ciencia nos advierte de que a pesar de todas las reuniones realizadas, que duran ya más de un cuarto de siglo, todavía estamos en un camino peligroso. Y aquí me pregunto. Después de 26 cumbres y esta en las que participan cerca de casi 200 países, ¿hay garantía de que los gobiernos y las partes interesadas cumplan sus compromisos?, ¿estamos a tiempo?
Esta cumbre genera muchas preguntas.
Todos estos argumentos pueden ser o no creíbles, pero a pesar de todas sus debilidades y defectos, tampoco dejan de ser importantes. Sobre todo para los jóvenes, que abogan por la visión de un futuro justo y que no deja a nadie atrás, porque en un tiempo no muy lejano será esta generación la que lidie en las cumbres venideras.

Estudiante de periodismo en EUSA.