
Desde que comencé a estudiar el Grado en Periodismo, resulta ser una constante escuchar comentarios del tipo: “ya te veré en Sálvame“, “¿que vas a contar la vida de la Pantoja?”, y un largo etcétera. Pues bien. A todos los que os dedicáis a verbalizar este tipo de frases, infravalorando la capacidad de entretenimiento de un programa que lleva más de diez años en antena y, sobre todo, minimizando al máximo la importancia de ser un buen comunicador, un saludo.
‘Perder’ tiempo en informarse o ‘ganarlo’ por no cambiar de canal
Quiero dejar claro -porque me apetece-que, por el momento, trabajar para Sálvame no se encuentra en mis prioridades, pero también os advierto: si tuviese que hacerlo, estaría muy orgullosa.
Existe una idea generalizada de que el periodismo, ya no lo es. Que nuestro trabajo se basa en aceptar la censura por parte de los poderes que nos gobiernan y que estamos ‘vendidos’ al interés económico de los que nos mantienen con vida. Y no lo niego del todo. Sería hipócrita decir lo contrario. Tristemente, así es. Así es como parte de la prensa nacional acepta que sus diarios se conviertan en tebeos.
Pero, ¡cuidado!, mi argumento siempre es el mismo: quien quiere informarse, lo hace, quien quiere contar con argumentos contrastados, lo hace, quien está interesado en no dejarse manipular, lo hace. Por supuesto, es algo que conlleva tiempo, raciocinio y -un poco- de inteligencia.
Prensa rosa: tan necesaria como entretenida
Al sentarnos delante de la ‘caja tonta’, tenemos la posibilidad de ver montones de canales de televisión. Nadie nos obliga a ver una determinada programación, ¡faltaría más!, ahora bien, ¿por qué tanta indignación al ver a Jorge Javier Vázquez tomarse un yogurt después de comer de lunes a viernes delante de media España?. Puedes cambiar de canal. Por si se te ha olvidado.
Lo que me parece es que, cada vez hay más expertos en nada, y cuando se trata de televisión y periodismo, apaga y vámonos. Me explico.
La prensa del corazón es prensa, y creo fehacientemente que es necesaria, y en estos tiempos tan ‘raros’ que corren, más aún. Es obvio que poco vas a informarte sobre el euribor viendo a Kiko Matamoros confesar que, hasta hace poco era adicto a las drogas o a Lidia Lozano actuando como una auténtica protagonista de telenovela colombiana. Es muy obvio.

Terelu, Jorge Javier y María Patiño, durante la Sálvame Fashion Week. Foto: El Mundo
Pero Sálvame, queridos entendidos en todo, no se ha proclamado nunca como abanderado de nada más allá que de hacernos llegar los cotilleos de esos famosillos que aparentemente no tienen problemas para desmontarnos por completo esa idea.
La necesidad de saber las miserias de otros
¿Para qué?. Llamémosle refugio. Sí. Un escape de la saturación problemática que recibimos constantemente a través de la televisión, la radio, los periódicos… un ‘pues a este también le han puesto los cuernos’ o ‘Ana Rosa Quintana ha sobrevivido a un cáncer, yo también puedo hacerlo‘.
Sálvame, señoras y señores, es un programa superviviente en una parrilla de entretenimiento casi al 90%. Sálvame, en muchas ocasiones, acompaña a tu abuela durante la tarde -sí hombre, a esa que no vas a ver desde la pasada navidad-entre risas, espectáculo y frases de Belén Esteban. Sálvame, cumple con labor principal que se le exige: entretener.
Su sintonía ya es parte de la sobremesa en hospitales, donde personas que llevan meses encerrados, necesitan desconectar de las noticias tan positivas -nótese la ironía- que día a día engullen con la tortilla de huevina.
¿Qué problema tenéis con Sálvame?, ¿intrusismo?, ¿de verdad creéis que no hay cabida en el mundo de la comunicación para todos los que somos profesionales ‘con papeles’ (por etiquetarlo de alguna manera) y también para aquellos que sean comunicadores natos?.Cuidado con ese miedo a que ‘nos quiten el trabajo’. Pienso que deberíamos poner el foco en otros factores.
Pienso.

Periodista y muy piscis