Casi dos semanas después del inicio de la nueva temporada de ‘La Isla de las Tentaciones‘ con el que Telecinco consiguió un 20’5% de cuota en pantalla, son muchas las sensaciones despertadas de nuevo. Y es que, ya son cinco las temporadas que aceptamos que Mediaset y su ‘salseo’ se sienten con nosotros en el sofá antes de dormir. Algunos predecían un fracaso absoluto para el reality, otros advertían del hartazgo del público asegurando que “siempre es lo mismo”, pero nada más lejos de la realidad. Redes sociales como Twitter -donde Sandra Barneda y sus colaboradores son cada miércoles trending topic-, TikTok o Instagram ya se han plagado de memes, secuencias entre tentadores y tentados, imágenes filtradas, frases ‘celebres’ de los protagonistas o rememoraciones de años anteriores.
Pero, ¿qué nos produce ‘La Isla de las Tentaciones‘?, ¿por qué un programa del que ya conocemos más de la mitad de la escaleta, sigue sorprendiéndonos?.
El ser humano vive en una contradicción -y si no es así, dime el truco- moral y ética constante. La gran mayoría de nosotros consumimos una parrilla televisiva que tachamos socialmente de ‘basura‘, que decimos tener aborrecida delante de alguien que se disfrace de cultura ya que al parecer, ‘las tentaciones’ ha resultado ser la antítesis del saber. Pero no. Nos encanta saborear un buen tazón de palomitas mientras degustamos las miserias amorosas de otros. Refrescamos Twitter en cada pausa publicitaria para regocijarnos con las caricaturas del personaje que corresponda esa noche, juzgamos a los infieles pero también a los ‘mártires’, porque sí, porque nosotros estamos hechos a obra y semejanza de la más absoluta divinidad y oye, que no hubieran ido.
En una encuesta realizada a 2.000 jóvenes de entre 20 y 30 años, el 64,3% ha asegurado haber cometido algún que otro ‘pecado’ estando en pareja, el 52,1% vio expectante el estreno de esta última entrega y el 91,8% piensa que todo esta pactado, por lo que parece que vemos lo que nos apetece, sabiendo por qué nos apetece.
Ahora bien, ¿qué estamos alimentando?, ¿se ha convertido un programa de tele-realidad en la remuneración más fácil para los bolsillos de la generación Z?, ¿todo vale para cobrar por hacerte un selfie?.
“La mejor forma de librarse de la tentación es caer en ella”
Así se presentaba la ex tentadora Liseth Calero en la segunda edición de ‘La Isla de las Tentaciones‘. Nos contaba que su paso por el programa tuvo luces, pero también alguna que otra sombra. Reconocía que gracias a Cuarzo Producciones, sus redes sociales pasaron a ser un escaparate profesional del cual obtuvo beneficio económico. Sin embargo nos dejaba claro que “si sois mis amigos no os voy a aconsejar que vayáis“; “es muy dificíl encontrar el amor verdadero en un programa donde quien tienta y quien se quiere poner a prueba, no están en igualdad de condiciones“, confesaba con una sonrisa pícara.
La colombiana fue una de las protagonistas fundamentales en las discusiones entre Tom Brusse y Melyssa Pinto, declarando que el francés ya le había sido desleal con ella durante el trono de la catalana en ‘Mujeres y Hombres y Viceversa‘, otra fábrica de pan para nuestro circo.
De esta última salió Rubén Blanco, más conocido mediáticamente como Rubo, ex tentador de la cuarta edición del programa. Fue con Sandra, pareja de Dario con quien decidió tener varias citas, aunque no fue más allá puesto que fuera, el vallisoletano aseguró que ella había decido seguir con quien era su novio. Nos cuenta que aunque no encontrase a su media naranja en el Caribe, repetiría mil veces más: “todo el mundo te cuida mucho, todo lo que hay detrás de cámaras es increíble”, destacaba con cariño, “eso sí, a mi no me haría falta poner a prueba mi relación en ‘La Isla de las Tentaciones’“, aseguraba.
Para el ex-viceverso, las situaciones que se crean en las villas son difíciles de controlar: “no iría nunca con pareja puesto que los momentos de disfrute que se viven en el programa son muy peligrosos“.
Pues eso, que en sus casas los crían, y en Telecinco se juntan, ¿o es que ‘el mercado’ en la vida real está igual de podrido?, ¿será que nos repugnan muchos de los baños en el jacuzzi a altas horas de la mañana porque hacen de ‘efecto espejo’?.
El 88% de los jóvenes con pareja encuestados no iría al programa ni siquiera por una cantidad indecente de dinero (eso también habría que verlo), y la principal causa es la falta de confianza en el otro. Confianza, una de las patas maestras de la mesa del amor, resulta brillar por su ausencia. Toxicidad, pruebas viciadas, falsa eternidad… ¿Qué está pasando?, ¿tan mágica se ha vuelto el agua misteriosa que toman en cada ‘pool party’ que les vacía la cabeza y el corazón?.
La manzana mordida por la audiencia
Pero si hay algo innegable, algo digno de estudio, es el éxito que planea de forma constante sobre Mediaset: Gran Hermano, GH DUO o Supervivientes son algunos de los últimos programas que ha emitido Telecinco. Personas enfocadas con una cámara durante todo el día vendiendo cada bostezo a la pequeña pantalla para personas que esconden sus críticas desafortunadas detrás de una pantalla.
“Yo no veo esa basura”, pero sabes quién ha roto con su pareja, con qué tentador ha sido infiel y hasta el pueblo donde nació. Típico.
Creo fehacientemente que España y el morbo se llevan bien. Desde que quitamos la alarma a primera hora del día, toreamos demasiados problemas y actualmente, la situación que nos rodea no ayuda a que cojamos el capote con una sonrisa. Llega la cena, llega el único momento ‘relax’ de la jornada… pues mira, que me entretengan los problemas de otros, así los míos se hacen más pequeños. Por lo menos durante un rato.
Pero por favor, no perdamos el foco, no mordamos la manzana del todo. Está bien, todo está correcto, nadie te impone qué botón pulsar en el mando a distancia y nadie debe juzgar tu opción, pero recuerda que la vida por suerte, a veces, es algo muy diferente.
Periodista y muy piscis