El aficionado joven del barça no puede entender el discurso de ayer de Laporta, diciendo a sus jugadores que “este es el camino y que están orgullosos” tras caer eliminados por el Real Madrid, aunque se trate de un torneo menor. Los que han tenido su adolescencia futbolística en los años de Guardiola, o el tridente formado por Neymar, Messi y Suarez no pueden entender que el Barcelona se contente con un discurso de orgullo en la derrota. Igual que no entienden que los directivos hayan permitido que ese tridente que tantas alegrías dio desaparezca de la ciudad condal, viendo como se han despilfarrado millones en Dembélé, Coutinho, Paulinho o Griezmann.
Es cierto que para ser un club grande hay que pensar como un club grande, y cuesta imaginarse a Liverpool, Bayern o Real Madrid en la situaciones consecutivas que han vivido los culés en Roma, Anfield o Lisboa, por no hablar de la reciente caida en fase de grupos. Con respecto a esto, es crucial recordar que si bien el nivel de Bayern es superlativo, en cada grupo pasan dos equipos, quiere esto decir que es el Benfica quien elimina al barça con dos resultados de 0-3 y de 0-0, no el conjunto bávaro, que por otra parte derrota en dos ocasiones al club blaugrana.
Es innegable que el barça recupera el “cruyffismo”, o un intento de este, con la llegada de Xavi al banquillo. La directiva le trajo porque quería recuperar el “ADN Barça”, que es el que instauró Cruyff allá por los años 60 ó 70 en Ajax y Barcelona, pero nadie parece hacer una reflexión mas allá de lo romántico: ¿puede un club con más de 100 años de historia remitir su ADN a unas décadas, o a un estilo de juego que ni siquiera es propiedad exclusiva del Barça? Por supuesto, con Guardiola funcionó, y en el Barcelona han jugado los más grandes de la historia. Sin embargo, el poderío de Xavi como entrenador está aun por demostrar, y aun plagada de jóvenes con brillante futuro, la calidad de la plantilla no es la de antaño. Por otro lado, a muchos kilómetros de la ciudad condal, el Madrid también ha sufrido grandes reveses como la marcha de cristiano, o con “galácticos” que acabaron en desastre como Kaká o Bale y Hazard en la actualidad. No obstante, el ADN del Real Madrid siempre ha sido ganar, con independencia de plantilla, entrenador o estilo. Ganar.
Los enamorados de este deporte convendrán, en que puede ser más hermoso un gol con “ADN Barça” al primer toque con combinaciones de ensueño que un gol a la contra del Madrid de Zidane, o de Ancelotti. Sin embargo, unos han pasado de fase de grupos en todas las ediciones de la Champions, y otros están orgullosos de estar en el camino correcto tras perder un clásico. Florentino puede ser muchas cosas, pero es un ganador. Quizás por eso lleve tantos años presidiendo el club, aunque no recuerdo a ningún dirigente del Madrid ninguneado en Europa. La crisis del Barça esta lejos de banquillos y plantillas, está en la mentalidad. El club blanco no se arrodilló ante Cristiano o Ramos, ambos baluartes del club. Ningún equipo se enfrenta al Real Madrid con la sensación de poder remontar un 3-0. Las comparaciones son odiosas, pero hay clubes que siempre están las quinielas para ganar la Champions, con cualquier plantilla o cualquier entrenador, y hay otros que están en el buen camino. “Ganar por el escudo” solo funciona cuando el escudo tiene actitud ganadora.