‘Cry Macho’, el inocuo desenlace de un mito

Clint Eastwood estrena un nuevo wéstern con aire de despedida en el que su nonagenario protagonista emprende un anodino viaje por el Méjico de los setenta
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El pasado 24 de septiembre llegó a los patios de butacas nacionales lo último de Clint Eastwood, ‘Cry Macho’. Con una fórmula de sobra conocida por los fanáticos del mítico actor y realizador norteamericano, la película nos adentra en la historia de un ex domador de caballos, interpretado por el mismo director,  al que no le queda más remedio que aceptar el encargo de ir a Méjico a buscar al hijo de un antiguo jefe. Con esta premisa parte el anciano protagonista hacia el país vecino, cargado con la impetuosidad y socarronería tradicionales de los personajes de Eastwood, aunque esta vez, algo más ajado y hastiado que antaño.

El principal problema de la película es que el tiempo pasa para todos, incluso para Clint Eastwood. La fuerza del personaje ya no es la misma que en otras ocasiones, e inevitablemente, las ideas también comienzan a escasear. Con un trasfondo paternofilial semejante al empleado por el director en ‘Gran Torino’, se apuesta por la relación de Rafo, el joven al que Eastwood debe encontrar, con el protagonista como principal baza dramática. Esto es lo más potable de la película, la entrañable amistad que desarrollan el anciano y el chico a lo largo de un viaje que cuenta con conflictos bastante intrascendentes.

Los intrépidos viajes del cowboy parece que quedaron ya demasiado atrás, y en esta ocasión, se ofrece una versión descafeinada del estereotipo de héroe al que Eastwood nos tenía acostumbrados. No obstante, siguen quedando algunas pinceladas reconocibles de aquel gran personaje, la mayoría de ellas en clave de humor, ya que, a pesar de que algunas facultades se han extraviado de forma irremediable, el sarcasmo inherente del realizador californiano sigue presente en esta última cinta, aunque a cuentagotas, ya que las mayores dosis de humor corren a cuenta de Macho, el gallo de pelea de Rafo, fiel compañero de esta circunstancial pareja a lo largo del metraje.

Es inevitable extrañar muchas cosas en Cry Macho, ya sea una mayor crítica social, más profundidad en los personajes o en la trama, o un conflicto más atractivo, pero quizá nunca fue la intención del director el hacer una película cargada de acción y momentos inolvidables. El espectador no es capaz de desprenderse de esa atmósfera de despedida que inunda toda la película, principalmente porque esa es precisamente el fondo de la misma, el dulce e inocente ocaso de un icono que ha llegado al final de un camino por el que, sin duda alguna, le estarán eternamente agradecidos.

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