El Real Madrid encadena dos partidos sin conocer la victoria, rompiéndose así su racha de cinco partidos seguidos invicto. El equipo comandado por Carlo Ancelotti parecía imparable, con la delantera enchufada y una defensa sólida: la media de más de tres goles anotados por partido hablaba por sí sola; sin embargo, en menos de una semana ha cosechado más tropiezos que en un mes entero.
El pasado fin de semana en el partido correspondiente a la jornada 7 de la Liga Santander ante el Villarreal el equipo no pudo pasar del empate en el Bernabéu, y es que Unai Emery le ganó la partida al entrenador blanco. El submarino amarillo entró al encuentro más enchufado y se hizo desde el primer momento con el control de la posesión, tocando de manera muy cómoda y sin oposición alguna. El Madrid se limitaba a correr detrás del esférico realizando una presión tímida e irregular. Tan solo un cambio de piezas por parte de Ancelotti dando entrada a Camavinga al comienzo de la segunda parte logró que le equipo ganase intensidad en la presión y que robase el balón con mayor facilidad.
Una vez que el conjunto blanco pudo entrar más en contacto con el balón se volcó sobre el área defendida por Rulli, dejando a la vista otro de los problemas del equipo: la falta de gol. Al Madrid le costaba encontrar la profundidad de los laterales, que apenas se proyectaban en ataque, únicamente Vinicius lograba desbordar por las bandas. La posición de Asensio, de interior, tampoco era la habitual y apareció realmente poco en ataque. Los dos puntales del centro del campo, Casemiro y Modric, acusaron la carga de minutos y su cansancio se trasladó al juego del equipo, solo Valverde e Isco en los minutos finales dieron refresco al centro del campo.
Ni siquiera la delantera del equipo blanco encabezada por Benzema y Vinicius, que sumaba 22 goles generados en 7 partidos, logró inquietar la portería del Villarreal. El equipo se limitó a generar centros laterales que no eran capaces de ser finalizados, en gran parte por la labor defensiva del conjunto amarillo que se mostró como un bloque sólido ante las arremetidas del local.
Así, el Real Madrid pasaba en 90 minutos de ser el líder de la Liga, goleando a sus rivales, a no pasar del empate y a no encontrar el gol en su propio estadio y ante su propia afición. Algo que estaba todavía por empeorarse en el encuentro en Champions ante el Sheriff, donde el conjunto madrileño iba a cosechar una derrota dolorosa que pone a día de hoy en duda la recuperación del buen nivel del equipo y su vuelta a la senda ganadora.
Estudiante de Periodismo en EUSA. Redactor en el periódico EUSANEWS, sección de deportes.