
Cualquier historia que se desarrolle en Etiopía debe ser contada con la misma esencia con la que se vivió. Muchos turistas visitan este país por su incomparable belleza y para conocer las tribus que habitan en él.
Celia Martínez es estudiante y su madre, Mónica Povedano, es neuróloga especialista en ELA y jefa del Departamento de Neurofisiología del Hospital Bellvitge de Barcelona; ambas decidieron adentrarse en unos de los mejores destinos turísticos de África.
Sin embargo, lo que iba a ser un viaje de ocio, acabó siendo un auténtico descubrimiento y un gran aprendizaje. “Nos volvimos a España con ganas de ayudar, queríamos cambiar esa triste situación de la que muchos hablan pero poco conocen”, declara una de nuestras protagonistas.
El punto de partida del viaje por Etiopía fue el norte, con las Iglesias excavadas de Lalibela y las sorprendentes cataratas Del Río Nilo. Tras ello, partieron hacía el sur donde se toparon con la realidad del país. “Fue un choque muy grande. Sabíamos que había mucha pobreza, pero no una diferencia tan grande”, declara Celia.

Iglesias excavadas de Lalibela / Celia Martínez
Su siguiente destino, Jinka, es un pequeño pueblo cercano a los Parques Nacionales de Omo y Mago. Es la última gran ciudad al sur, donde los cortes de agua y de luz son diarios.
En el sur de Etiopía alberga multitudes de tribus de Omo Valley y Mago, todas ellas diferentes y cada una con sus tradiciones y supersticiones. Sin embargo algunas de ellas, como las tribus Karo y Hamer, comparten una macabra y antigua tradición que ha provocado la construcción de un orfanato.
Los niños Mingis
Los niños que viven en el orfanato son conocidos como “niños malditos” o “niños Mingis”. Según las tribus, estos niños traen un espíritu maldito y pueden provocar desgracias a la aldea, enfermedades, hambre o sequía.

Orfanato OMO CHILD / Celia Martínez
Un bebé es considerado niño Mingi por varios motivos; si ha nacido fuera del matrimonio y la madre no ha sido bendecida por la tribu, si tiene alguna malformación, son gemelos o, incluso, si le ha crecido primero los dientes que no corresponden.
El consejo de ancianos de las aldeas son quienes deciden si un niño es mingi o no, y de serlo, los abandonan en la selva para que se los coman las hienas o dejarlos sin posibilidad de recibir alimentos hasta morir.
La Asociación OMO CHILD se encarga de rescatar a los niños Mingi, aunque algunos son encontrados en condiciones imposibles de salvar.
Que los niños tengan una segunda oportunidad para vivir es gracias al fundador de OMO CHILD. La Asociación fue creada por una víctima de esta tradición, Lale Labuko, miembro de la tribu Karo. Su misión con OMO CHILD, y la de todos los voluntarios, es proporcionar un hogar seguro y una educación para los niños rescatados. Además, este lugar pretende aumentar la conciencia sobre la práctica del Mingi y trabajar para que se elimine.
Rescatar a uno de estos niños no es nada fácil, pues las noches en Jinka son totalmente oscuras y es el momento adecuado para el abandono de los bebés. Los rescatadores van en busca de los niños, o bien, deben negociar con las tribus para que los niños Mingi vivan fuera de la tribu.

Aldea de OMO CHILD / Celia Martínez
Tras conocer este lugar, madre e hija decidieron seguir descubriendo más el sur de Etiopía y allí lograron encontrar el Hospital de referencia de la zona. “Conseguimos hablar con un trabajador, nos dijo que solo había tres médicos en el hospital, poco formados y sin apenas recursos para diagnosticar enfermedades ni tratar a los pacientes”, destaca la Doctora Mónica.
Regreso a España
Sin poder ofrecer ninguna ayuda, volvieron a España a sabiendas de que regresarían para ayudar y mejorar la situación del país. Su historia comenzó a ser conocida entre sus círculos más cercanos y lograron recaudar beneficios para el orfanato etíope.

Mónica Povedano y Celia Martínez en Etiopía
Las condiciones sanitarias del país en general son muy deficientes, la atención primaria está poco desarrollada y se necesita un impulso y una formación para poder sacar adelante y superar las enfermedades de los habitantes.
Por ello, la Doctora Mónica Povedano contactó con el responsable de la Embajada Española en Etiopía y mantener una conversación con el Jefe de la Oficina de Cooperación Española en Etiopía y con la Ministra de Salud etíope.
Tras analizar la pobre situación de los hospitales de Etiopía, la Doctora Mónica se ofreció a crear un programa de formación para neurólogos etíopes y, de esta forma, conseguir tener servicio cualificado para diagnosticar enfermedades.
En septiembre de 2019 dio comienzo el curso, la neuróloga viajó a Etiopía para poder impartir clase a diez alumnos de medicina.
Además, en España, el Hospital Bellvitge de Barcelona, tras conocer la situación del país y la labor por parte de la neuróloga, logró donar antiguas máquinas que aún funcionaban para mejorar los recursos y cubrir algunas necesidades del hospital etíope.
Tal vez Etiopía no sea, ni de lejos, uno de los destinos más pensados para viajar. No obstante, es uno de los países que más ha conseguido sorprender a los turistas por sus grandes diferencias y las grandes historias que se llegan a conocer.
“Visitar Etiopía me ha abierto los ojos, he conocido el modo de vida de unas personas que no están tan lejos y que son tan diferentes a nosotros. Ahora soy más consciente de la suerte que tenemos. Tengo muchas ganas de aportar mi granito de arena y ayudar en todo lo que pueda”, declara Celia sobre su experiencia en el país.
Las maravillas arquitectónicas y naturales, junto al descubrimiento de las tribus y las condiciones de vida del país, hacen de este viaje una experiencia muy enriquecedora.

Periodista. Comunicación digital. Community Manager, creadora de contenido y diseñadora gráfica. Fanática de Disney y del cine.