La melodía de una primavera

Este año no sonará una melodía con una historia peculiar y un tanto inesperada.
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Este año no podrá ser. Foto: El Confidencial

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Esta semana tendríamos que estar atravesando, y no podrá ser, la celebración del Festival de Eurovisión en su edición número 65. Se iba a celebrar en Rotterdam, en los Países Bajos, que fueron los que se impusieron en la pasada edición. Este año no habrán ”twelve points”, no habrá intercambio de culturas.

Y tampoco habrá melodía de Eurovisión. La clásica melodía de inicio, tan tarareada como homenajeada. Una melodía que no cumple solo para la emisión del Festival, sino que también lo hace para cualquier conexión de la UER, que es la Unión Europea de Radiodifusión. Y no, no es una música creada específicamente para este organismo.

Su inicio se remonta al siglo XVII, en una iglesia parisina, bajo la autoría de Charpentier, un compositor de música sacra. Buscaba conmemorar una victoria militar de años atrás. La melodía quedó en el olvido, aunque fue custodiada por la Biblioteca Nacional de Francia tras la muerte de su autor.

Y allí estaba, en el olvido de la biblioteca, cuando se produjo el hallazgo, en 1953, de un sacerdote belga, que buscaba partituras antiguas de música sacra y que tampoco tardó mucho en difundir su descubrimiento en televisión. Cuando, tres años después, nació el festival, sus fundadores tomaron la decisión de adoptar esta música. Desde entonces, historia de la música y la televisión.

En febrero de 2020, la UER lanzó un concurso para modernizar esta mítica canción. No componer una nueva, retocar la existente. Creatividad y arriesgarse. Era lo que pedían. El premio era, maldita ironía del destino, una entrada doble para ver el Festival en Rotterdam. No podrá ser, de momento. No siempre se aplica eso de ‘The show must go on’.

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