El feminismo es la tierra de la igualdad. El feminismo va por sus calles vestido de morado y de todos los colores. El feminismo es el pan de cada día. El feminismo está pidiendo alas y muchos están cortándoselas.
No hay nada más real que luchar por un mismo sueño. Mujeres y hombres mano a mano saliendo a las calles a defender lo que nunca tendría que haber sido manchado.
Los jóvenes de hoy deberían tener presente en cada acto que, las cosas, que consideran derechos normales, derechos necesarios, derechos que “sí o sí” deben tener, un día fueron motivo de guerra, de agresión y de muerte. Lo que tenemos hoy, costó la vida de muchas personas y los llantos de muchos familiares. Nadie regala nunca nada y es una vergüenza que las personas ensucien un movimiento que quiere el bien común, que no repudia a nadie y que no busca silenciar voces ajenas.
La mujer ya no es una figura doméstica. La mujer es lo que tiene que ser: libre y fiel a sí misma.
La mujer será lo que siempre debió ser: suya.
Lo triste es que todavía queden hombres que se crean superiores al sexo femenino por motivos inexistentes. Pura pólvora concentrada en palabras hirientes.
Es más triste todavía que haya mujeres machistas que quieran camuflarlo con comentarios tipo “España no es machista, mi madre trabaja”, “yo tengo novio y a mi no me dice ningún comentario ordinario” y una larga lista de etcéteras.
Faltaría más que tu madre no trabajara y que tu novio te maltratara psicológicamente, físicamente o económicamente. Lo peor de todo es que esto sí ocurre.
Lo más curioso de todo es que hay hombres que también se encargan de hacer a la mujer “mansplaining”. El término “mansplaining” es un neologismo que proviene del inglés, conformado por dos palabras “hombre” y “explicar”. Muchas personas del sexo masculino sienten la necesidad de quedar por encima del sexo “débil” explicándoles las cosas de forma paternalista y condescendiente, aunque el tema sea sobre algo que la mujer entiende por los motivos que sean.
El feminismo es una ideología pero no política, por lo que nadie tiene el derecho de clasificar a ninguna persona en un partido político, por estar a favor del movimiento morado. Hay que alejarse de los estereotipos que invaden la población y darle más importancia a los temas que de verdad lo merecen.
El feminismo es una ideología, pero es compatible con cualquier tipo de creencia. Esos “post” tan surrealistas hechos por personas “ofendiditas” que critican esta reivindicación por creer que ensucia la religión, están muy equivocadas. Es lo que tiene la igualdad, querer ser como quieras sin que nada ni nadie te diga como debes ser.
Se han dicho muchas cosas acerca de este movimiento, la mayoría son mentiras inexplicables de un mundo que no mide bien la justicia.
No es justo que de mil personas apoyando la causa, medio millón de personas se fijen en lo que han hecho treinta. Extremos y personas extremistas hay en cualquier lugar y esas imágenes no reflejan lo que el feminismo defiende. No defiende el vandalismo ni a los vándalos, no defiende la desigualdad, por lo que aquellas personas -hombres y mujeres- que creen que el verdadero objetivo es manchar, empujar e insultar al hombre no están en su sano juicio.
¿Qué defiende un o una feminista moderna?
- La defensa los derechos de la mujer: el feminismo es la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, no de la superioridad.
- La igualdad salarial: esto no es un cuento chino, las mujeres todavía tienen salarios más bajos que los hombres en Europa. Si nos ceñimos a España la cifra crece el doble. Dentro de este punto también hay que tener en cuenta la ruptura del techo de cristal.
- El derecho a utilizar la ropa que se quiera sin ser juzgada: que las prendas cortas no sean motivo de insulto ni mucho menos de provocación. Las prendas cortas miden lo mismo que el cerebro de aquellos que se creen con derecho a hacer lo que les plazca.
- El derecho a ser de la manera que una quiera: sin imposiciones de ningún tipo ni estereotipos marcados por la sociedad. Hay que ser felices y reivindicar lo que una es, sin miedo a ser menospreciada.
- Luchar mano a mano: los hombres son muy necesarios en este movimiento para que todo funcione como debe funcionar y no como muchos creen que debería.
- La defensa de nuestros derechos reproductivos: que podamos decidir cuándo o cómo ser madre. Que una mujer no tenga que renunciar a ser madre por perder su trabajo.
- La desaparición de los términos denigrantes: que la palabra “zorra” siga refiriéndose a un animal y no a una mujer. Que la palabra “puta” o “guarra” no sea trending topic en la boca de los hombres. Porque ser mujer implica lo mismo que ser hombre: tener libertad.
- El derecho a caminar solas y tranquilas por la calle a cualquier hora del día: sin que ningún hombre alce la voz llamándote de ninguna forma. Las bromas en estas situaciones no tienen ninguna gracia y hasta el día de hoy, una broma se entiende como algo que hace reír a más de una persona. Un hombre no debe creer que tiene el derecho de decirle lo que quiera a una mujer, ni mucho menos de acosarla.
Cuando reconozcamos que la sociedad tiene un problema de valores, principios y educación, avanzaremos. Cuando reconozcamos que la sociedad cada vez es menos sociedad y más selva, y que el ser humano se divide en cazadores y presas, entonces, solo entonces, veremos como la situación empeora. Cuando dejemos de ir encogidas y andando en “modo silencio” perteneceremos al mismo mundo. Cuando dejemos de maquillar las imperfecciones y los agujeros negros que crean nichos con nombres, las calles serán calles y los asesinos serán asesinos, no enfermos mentales.