Genio, figura y leyenda
El 3 de diciembre de 1989 el mundo del baloncesto se vistió de luto. Fernando Martín murió en un accidente de tráfico de camino al Palacio de los Deportes de Madrid a ver a sus compañeros. Cada año, en esta fecha tan señalada, personalidades del deporte y del periodismo le rinden homenaje a uno de los pioneros del baloncesto español. Fernando Martín empezó con 14 años a darle botes al balón, y de la mano de su profesor de Educación Física, debutó en las categorías inferiores del “Estudiantes” en la temporada 78/79.
Dos temporadas después sería pieza clave en el equipo y posteriormente acabaría fichando por el Madrid. En el club blanco vivió su etapa más gloriosa, convirtiéndose en la estrella del equipo y ganando numerosos títulos (4 ligas, 3 copas del Rey y 1 Recopa de Europa), así como la final perdida de la Copa de Europa de 1985 contra la “Zigona de Zagrev” de Petrovic. Tras finalizar su etapa de blanco y después de unas pruebas en EEUU, llegó su gran momento, el fichaje por parte de “Portland Trial Blazers”, convirtiéndose en el primer español en llegar a la NBA y el primero en ser incluido en el “Draft”.
Cabe recordar que en esta época, la NBA estaba vetada para todo aquel que no fuera americano. Esta etapa tan dulce solo duró una temporada, ya que no se adaptó bien al juego americano y debido a varias lesiones. Volvió al Madrid, donde se aventuró en otra etapa gloriosa de la mano de Drazen Petrovic.
Otro de sus mayores éxitos, y el mayor en la historia de la selección española de baloncesto hasta el 2006 (cuando apareció la “Generación de Oro del Baloncesto Español) fue la conquista de la medalla de plata en los JJOO de Los Ángeles en 1984. Junto Epi, Iturriaga, Solozábal y compañía desafiaron lo imposible, disputar un título internacional a los mejores. Por desgracia esta última etapa en el Madrid llegó a su fin el 3 de diciembre de 1989 a las 15:00, cuando falleció en ese fatídico accidente. Nos dejó un vacío de títulos, jugadas, momentos y canastas. Se nos fue el genio, el pionero, el luchador, el depredador, pero nos llegó la leyenda. Hoy 28 después, seguimos recordado a aquel “pequeño gigante”, que soñó con comerse el mundo.