OPINIÓN: El paraíso que le vendieron a Cataluña

Cataluña es una comunidad autónoma española, considerada nacionalidad histórica. Ocupa un territorio de apróximadamente 32 000 km2 que limita al norte con Francia y Andorra, al este con el mar Mediterráneo, al sur con la Comunidad Valenciana, y al oeste con Aragón. Su situación estratégica ha dado lugar a una favorable e intensa relación con los territorios de la cuenca mediterránea y con la Europa continental.
En el territorio catalán habitan alrededor de 7,5 millones de personas en un total de 948 municipios, y lo más curioso de todas estas cifras es que una gran parte de Cataluña solo se queda con dos afirmaciones "España nos roba" y "Cataluña independiente".
Cataluña recibe 9.000 millones al año del Fondo de Liquidación Autonómica, el FLA, y del pago a proveedores. En estos momentos Cataluña, recibe más de lo que da. Son la autonomía que más recibe y tienen una deuda de 75 millones. Si el Estado no estuviese detrás de Cataluña, la Generalitat entraría en suspensión de pagos y en quiebra. Los expertos dicen que, al menos, perderán más de 7.000 millones a medio plazo para el conjunto de la economía española.
Lo que ocurrió el 1 de octubre muchos lo califican como referéndum, para otros, en los que me incluyo, una manifestación pública multitudinaria. Nunca hubo referéndum porque estaba suspendido, era ilegal y técnicamente no era posible. Numerosas anomalías y algún que otro caso puntual.
Por ejemplo: Todas las mesas estaban ocupadas por personas que pensaban votar sí, por tanto, el descontrol era más que evidente. A la hora del recuento no había nadie presente que certificase que esos resultados eran verdaderos. Hubo casos en los que, varias personas votaron en repetidas ocasiones en diferentes puntos de Cataluña y aún así se les recogió el voto. Y el caso más "particular", un joven estudiante empadronado en Madrid consiguió votar. Todos estos ejemplos podrían traducirse como un "pucherazo" más moderno.
Lo más curioso de todos estos ejemplos es que parece que ninguno sorprende. Cataluña se ha convertido a día de hoy en un "a pie de calle", es decir, una obra teatral llamada "Una Cataluña mejor fuera de España" manejada por tres claros guionistas, Puigdemont, Junqueras y Forcadell.
Ya lo decía Josep Bou, en una entrevista concedida al Programa de AR: "A Cataluña se le ha vendido el paraíso y parte de los catalanes lo han comprado. Que si Cataluña estará mejor sin España, que si la situación de todos los catalanes estará mejor si se declara la independencia…"
¿Dónde entraban en esas claves de venta del paraíso todas las consecuencias con las que acarrearían?. ¿Qué podemos esperar de una Cataluña manejada por antisistemas?.
Económicamente, Cataluña forma parte de España y Europa, y ahí se beneficia de muchas cuestiones y tratados. Era más que evidente que la Unión Europea no apoyaría el proceso independentista y no reconocería nada de lo ocurrido el 1 de octubre. No obstante, si Cataluña logra la independencia quedaría desconectada no sólo de España sino de toda Europa. Y con ello perdería todos los privilegios que tiene… pago de aranceles, cambio de moneda, etc. ¿Nadie les avisó?
El número de empresas que han decidido abandonar su sede en Cataluña llega a 1.118 y a día de hoy siguen sumándose muchas más. El sector del turismo de Cataluña ha hecho caer las reservas en torno a un 20%. Si esa caída se materializa en una igual reducción de la actividad real en lo que queda de año, el sector turístico dejará de ganar 1.197 millones en el primer cuatrimestre del año.
Nos encontramos ante el peor nacionalismo de España. La Declaración a la Independencia es un claro golpe al sentido común y a la democracia. El Govern ha conseguido romper la convivencia entre las dos posturas existentes en Cataluña: independentistas y no independentistas.
El Gobierno es otro claro responsable de lo ocurrido en Cataluña. A mi parecer, el Presidente Mariano Rajoy y los Ministros no han conseguido estar a la altura que requería esta situación.
Nunca existió una mayoría silenciada o silenciosa, simplemente existieron millones de personas que, aún teniendo una postura diferente a otros, conseguían mantener un mínimo de respeto y razonamiento.
Una de las palabras más cínicas que he oído en los últimos 30 días ha sido "diálogo". ¿Diálogo?. ¿Se puede dialogar realmente con personas que no ven más allá de sus propios intereses y finalidades?. Es imposible dialogar algo que nunca fue legal y se hizo de la peor manera posible. No debe de hacerse oído omiso a las peticiones de millones de catalanes. No se puede "destruir" un estatuto de autonomía que fue aprobado por una amplia mayoría a través de la ciudadanía y del Congreso de Cataluña.
A día de hoy todo este "proceso" sólo ha conseguido destruir la imagen de una ciudad emblemática, ensuciar la imagen de España en su totalidad, enfrentar a dos posturas claras dentro de una Cataluña que, hasta el momento, se había mantenido respetuosa los unos con los otros, fomentar la violencia física y verbal, destruir la convivencia, crear odio y fomentar el comercio de las banderas españolas e independentistas.
Y bueno… ¡se me olvidaba!. También ha conseguido que miles de personas sintamos, una vez más, que los políticos españoles no nos representan.