El Alzheimer y la lucha contra lo imparable
Carmen Rodríguez González trabajó durante 4 años como cuidadora voluntaria de personas con Alzheimer. Estuvo en centros de día y hogares con personas dependientes de las que los familiares no podían hacerse cargo durante un espacio determinado de tiempo.
Según la OMS, en el mundo se registran unos 47 millones de casos de demencia al año. Pero el dato más alarmante es que el 60% y el 70% de los casos son producidos por la enfermedad del Alzheimer. Además, está en el ranking de la OMS de las diez enfermedades que causan más muertes en el mundo.
“Nos enseñaron una cosa muy importante a la hora de trabajar con los enfermos” explicaba Carmen, “y es que, si podían hacer algo, tenías que dejar que lo hicieran. Los enfermos van perdiendo capacidades y era mejor alentarlos a que hiciesen lo que pudieran hacer que hacerlo tú por ellos." La enfermedad no debe ser confundida con las pérdidas de memoria: el olvido es solo uno de los síntomas y, además, empeora con el tiempo. El paciente nota desorientación, confusión, problemas de lenguaje y alteraciones en el comportamiento.
Carmen expuso un caso particular: “Conocía a esta mujer desde antes de enfermar. Era muy educada y reservada. Su caso avanzó muy rápido y, en menos de un año, se había vuelto una persona completamente distinta. No dejaba de soltar palabrotas y gritar.” Todo esto es debido a la muerte masiva de neuronas ante la falta de comunicación de unas con otras. No solo es difícil para el enfermo, sino también para su familia. “Los enfermos parecen niños pequeños. Muchas veces, conociendo su condición, se “pican” y no te quieren decir cuándo se han orinado encima. Eso dificulta mucho el trabajo” proseguía. “También hay que hablar mucho con ellos y escucharles. Cuando les preguntes algo y no lo recuerden, es esencial cambiar de tema para no presionarles.”
En muchos casos, la enfermedad se descubre muy tarde. Hay factores de riesgo a tener en cuenta como la edad o la herencia genética pero, aunque puedan servir para prever la aparición del Alzheimer, no existe una cura efectiva. La velocidad a la que avanza la enfermedad también depende de la persona. Uno de los casos más conocidos es el de la actriz Carmen Sevilla, que lleva padeciendo Alzheimer desde 2009. Este lunes ha cumplido 87 años, sin cambios en su estado de salud.
Aunque todavía no haya cura, hay medicamentos experimentales como el Aducanumab que podrían servir para que los enfermos recuperen algunas de sus capacidades cognitivas. Es un dato esperanzador, pero aún queda un largo camino por recorrer para hacer frente a una enfermedad que cada día se extiende más y que, según denuncia la propia Carmen, “no cuenta con ayudas suficientes”.
“Las familias con dinero los mandan a las residencias de ancianos y se desentienden” añadía Carmen al final de la entrevista. “Otra cosa que nos enseñaron es que, por muy enfermos que estén los pacientes, siempre hay que darles amor y cariño. Aunque estén completamente desconectados del mundo, sienten las muestras de afecto. Yo siempre les saludaba con alegría, como si viese a un amigo de toda la vida, y sé que ellos lo percibían.”
Puede que todavía no haya una cura, pero sí existe un remedio temporal para ayudar a los enfermos: apoyarlos, darles tiempo y no descuidar las muestras de cariño.