Bautizo frustrado
El Atlético de Madrid acogió su primer partido de Champions en su flamante nuevo estadio, el Wanda Metropolitano. En frente, el rival más duro del Grupo C: el Chelsea. Simeone planteó de inicio un once ofensivo con el que buscó controlar la pelota y llevar la iniciativa. Con Koke y Thomas en la medular, el equipo colchonero pretendió apoderarse del balón y desarticular el sistema del equipo londinense. No ocurrió. La compleja estructura de Conte ahogó al Atlético que sufrió mucho para tapar sus costados y evitar las ocasiones del rival. El encuentro se decidió en el último minuto, pero el Chelsea lo mereció antes.
Pocas veces el Atlético de Simeone se había sentido tan pequeño ante un rival. El partido rápidamente cogió un tono azul: el Chelsea puso las ocasiones y el juego. Hazard dominó todos los espacios y los aprovechó a la perfección. El belga en un cuarto de hora generó dos ocasiones y habilitó a Morata para otras dos. Lo que iba a ser un bautizo empezó como una tormenta. El chaparrón fue convirtiéndose en una lluvia fina conforme pasaban los minutos y el Atlético pudo respirar.
Y en una de estas apareció el error. David Luiz cometió un absurdo penalti sobre Juanfran y Griezmann adelantó al Atlético al filo del descanso. Buen momento para marcar en un partido que terminó la primera mitad con un marcador engañoso. Tras el descanso, Simeone cerró el grifo de la primera parte. Retrasó a su bloque y pasó a un 4-5-1 con Saúl, Thomas y Koke protegiendo el carril central y no permitiendo que nadie recibiera entre líneas. El movimiento táctico equilibró las fuerzas. Pero el Cholo no contó con la magia de Hazard, el genio tenía chispa y de sus botas salió un deseo en forma de centro que Morata remató en el 60 para poner el 1-1 en el marcador.
El Chelsea se animó a la remontada y el entrenador argentino volvió a cambiar tácticamente a su equipo. Simeone dio entrada a Giménez y lo colocó en el lateral derecho para proteger ese lado. Retrasó la posición de Griezmann y confió en la frescura y regate de Correa a la contra. Los de Conte olieron sangre y ante el repliegue rojiblanco el equipo inglés volvió a tomar la iniciativa en el encuentro. Las ocasiones se sucedieron pero el Metropolitano aguantó hasta el final con el empate.
O casi el final. Porque al Chelsea le quedó la última bala en la última jugada del partido. Una falta que decidieron resolver con una jugada combinativa acabó con un fantástico pase de tacón de Bakayoko dentro del área, que habilitó a Marcos Alonso para el centro raso que sólo tuvo que empujar Batshuayi y así silenciar a la hinchada rojiblanca. Ni de centro dio tiempo para volver a sacar, el partido terminó con el gol y la derrota del Atlético de Madrid en su estreno en Champions con su nuevo estadio. Ahora los de Simeone quedan en una situación complicada al no haber conseguido ganar ninguno de sus dos partidos en Europa y quedarse con un solo punto en la tercera posición del Grupo C.