El Viso del Alcor, ciudad de vivos y ciudad de muertos
Alcores o alcor proviene de la lengua árabe y significa elevación, montaña o colina de la tranquilidad. Esta palabra presta su nombre a la comarca que engloba las ciudades de Alcalá de Guadaíra, Mairena del Alcor, el Viso del Alcor y Carmona. Esta última, denominada también como lucero de Europa ha estado habitada por prácticamente todas las civilizaciones que vivieron en el sur de España, de ahí que eclipse a las ciudades próximas a ella.
Los primeros asentamientos en el Viso del Alcor los podemos situar en la prehistoria, en lo que es actualmente el Cortijo del Moscoso (Neolítico) (entre el Viso y Carmona), esa zona y las aledañas como el Alcaudete y la Motilla o tumulto del Alcaudete (Edad del Bronce).
José Ángel Campillo de los Santos y Marco Antonio Campillo de los Santos, son dos historiadores y profesores naturales de el Viso del Alcor. Estas dos personas serán las encargadas de guiarnos por el documental.
Vivos y muertos
Entre los años 500 a.C y 206 a.C podemos fechar la ciudad de la Tablá, actualmente ubicada en una zona elevada justo detrás del recinto ferial de el Viso del Alcor. La ciudad turdetana estaba fuertemente fortificada con una muralla que la rodeaba por completo, algo que ha asombrado a arqueólogos ya que no es muy habitual si tenemos en cuenta su emplazamiento, a esto debemos sumarle dos torreones que custodiaban la puerta principal, la cual estaba situada en una pendiente que hacía de entrada a la antigua ciudad.
Con todo lo anteriormente nombrado, más la elevación del terreno habría que decir que ciudad estaba fuertemente defendida y hacía que los ciudadanos pudieran defenderse con facilidad de ejércitos enemigos. Por las numerosas piedras circulares que se han encontrado en la Tablá podemos decir que los coetáneos de la ciudad eran grandes honderos.
La ciudad estaba compuesta por modestas casas de adobe y paja. Los habitantes eran unos expertos alfareros algo que tenemos constancia por los restos de cerámica los cuales se pueden encontrar a simple en vista donde en su día existió la primera ciudad visueña. Esta cerámica era muy fina y estaba adornada con dibujos en color rojo y en las que aparecía habitualmente un grifo, el cual es insignia de Carmona.
En contra posición a la ciudad de los vivos encontramos la de los muertos, actualmente ubicada en la zona de Santa Lucía. En este lugar se han encontrado restos funerarios y pequeñas cuevas utilizadas como lugares en donde ubicar el cuerpo de los fallecidos. Las cuevas de Santa Lucía pertenecen a la prehistoria y no podemos confundirlo con la necrópolis tartésica, ya que estos enterramientos eran por incineración y depositados los restos bajo túmulos.
En este juego entre vivos y muertos aparece la fuente del sol y la fuente de la luna. La fuente del sol situada justo en la falda de la Tablá era utilizada no sólo para la vida cotidiana de los habitantes, sino para realizar rituales mágicos y ya que ésta, está alineada con la salida del sol en diferentes fechas del año. Por otro lado, la fuente de la luna la encontramos en el barrio de la Alunada, el cual recibe el nombre de esta fuente. Esta salida de agua era utilizado para rituales de magia dirigidos a hechos funerarios. Al igual que pasa con la fuente del sol, esta estaría emplazada según la salida de la luna, o bien como pudimos comprobar, con los últimos rayos de sol del mes de noviembre.
La zona de los Alcores es muy fértil, donde se puede cazar fácilmente y donde sobre todo existe agua. Los acuíferos es una de las riquezas de esta zona, lo que demuestra que los Alcores fue un lugar atractivo para las civilizaciones que habitaron la zona.
La mayoría de los restos de estas dos ciudades, han sido expoliados para ser vendidos o se encuentran en museos particulares o fuera de la ciudad visueña. Una pequeña parte de estos se encuentran en la Casa Cultural de la Merced y o bien han sido donados por la familia de Santos Morillo o han sido cedidos por los historiadores que los han encontrado en su investigaciones por la zona.
Roma a los pies de la Tablá
Al final del Imperio Romano, encontramos una villa ubicada prácticamente abajo de la Tablá. Según los historiadores, esta villa debió ser importante, ya que, se ha encontrado estatuas, columnas y otros restos de gran valor arquitectónico. En este caso, la necrópolis de la villa la situamos en el barrio de la anchoa en donde se encontró ajuares funerarios. Este barrio acoge varias calles que tienen nombres relacionados con Roma y sus emperadores.
No se tiene constancia del fin de esta villa romana, pero se supone que desapareció tras ser utilizada por tribus bárbaras tras la caída del imperio y la posterior invasión de los musulmanes en el año 711.
Labor pedagógica
Uno de los principales retos al que se enfrentan estos dos historiadores es la falta de medios y permisos para poder seguir descubriendo el patrimonio que se oculta bajo el suelo visueño. Por lo que creen que una labor divulgativa a la ciudadanía en general pero en especial a lo más jóvenes puede hacer que despierte en ellos un entusiasmo por conocer su historia, por conocer quiénes fueron aquellas personas que habitaron la misma zona en la que hoy conviven los visueños. De ahí que sean estos los que deban exigir a los responsables políticos y administraciones que busquen un modo o solución que permita que la historia visueña desentierre aquello que nos legaron y entierre la desidia por conocer.