Gatsby y Fitzgerald, un entierro en soledad

Un cielo oscuro, dos funerales, uno en la ficción y otro en la realidad. Dos hombres consumidos por su aceptación en la sociedad. Una época de excesos, desenfreno, creatividad, fox trot y despreocupaciones. Ellos hicieron historia, y hasta el mismo cielo los despidió llorando.
Francis Scott Fitzgerald murió un 21 de diciembre de 1940, a los cuarenta y cuatro años. El escritor de El Gran Gatsby, fue considerado una celebridad junto con su esposa Zelda. La pareja representó la fusión de la decadencia, la caída, el alcoholismo y la locura en el amor.
Fiestas desenfrenadas, amistades y éxito, en eso se resumían los mejores días de Scott Fitzgerald y Jay Gatsby.
Ambos tuvieron una vida rodeados de personas que finalizaría con un entierro en soledad. A Fitzgerald acudieron a despedirlo solo unos pocos amigos, guionistas y productores, entre ellos, John Biggs, que también era su albacea, Max Perkins, su editor, y Harold Ober, su agente literario. Ni Scootie, su hija, ni Sheila Graham, su amante, ni Zelda, su mujer, acudieron a despedir al escritor. Esta última se encontraba ingresada en un sanatorio de Asheville, en el cual moriría ocho años después.
Al igual que Fitzgerald, Gatsby no contó con la presencia de su chica de oro en su funeral, solo acudieron a despedirlo su padre Henry C. Gatz, Carraway y algunos sirvientes.
Aquel 27 de diciembre el escritor estuvo muy solo, al igual que Jay.
Gatsby y Fitzgerald tuvieron muchas similitudes tanto en su vida, como en su muerte. Ambos vivieron una vida llena de deseos de grandeza, colmada de amistades y fiestas. Una vida que se apagaría curiosamente para ambos un día de lluvia.
Resulta irónico que el escritor predijera su muerte en El Gran Gatsby. Aunque no es la única novela de Scott Fitzgerald con la que guarda similitudes, pues en todas sus novelas encontramos entierros, algo que obsesionaba al escritor. Curiosamente, todos en soledad.
"Yo quería traerle a alguien. Quería ir al cuarto donde yacía y tranquilizarlo: Yo te conseguiré a alguien, Gatsby. No te preocupes. Ten confianza en mí y verás que yo te traeré a alguien…" El Gran Gatsby, 1925