Sumérgete en el viaje de Magallanes a través del Acuario de Sevilla

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El Acuario de Sevilla se ha convertido en todo un reclamo turístico para la ciudad. Desde que abriera sus puertas el pasado 30 de septiembre, no ha hecho más que crecer en cuanto a visitantes. Además, son los propios sevillanos los que más interés han mostrado por estas nuevas instalaciones.

Desde que entramos al actuario podemos percibir que nuestra visita no va a ser sólo ver unos estanques con peces, pues la temática está ambientada en la ruta de la Expedición de Magallanes-Elcano. Esto significa que durante todo el recorrido podremos ir viendo de manera muy bien estructurada y diferenciada las distintas especies marinas que habitan en el río Guadalquivir, los océanos Atlántico, Índico y Pacífico.

Todo está escenificado y aclimatado según la sala en la que nos encontremos. Las paredes decoradas con rocas, con plantas, eso si, todas artificiales. Aunque no le quita mérito lo bien ambientado que está todo, pues da la sensación desde el primer momento de que no estamos en un acuario, sino en un entorno natural.

Según nos cuenta uno de los biólogos encargados del mantenimiento de los peces, el acuario cuenta con 400 especies distintas, haciendo un total con más de 7.000 peces. Se dividen en 35 tanques independientes, aunque algunos de ellos están conectados para aprovechar de esta forma la temperatura del agua y los sistemas de filtrado. Toda la comida para los peces se basa en pescado congelado de consumo humano. Al estar bien alimentados no hay problemas con que se coman los unos  a los otros, aunque siempre puede suceder algún incidente inesperado. Además, para el correcto mantenimiento el agua se cambia cada semana, lo que supone alrededor de 3 millones de litros. De todo esto se encarga un equipo formado por 38 personas, de las cuales 11 trabajan directamente con los peces, ya sea en su alimentación o su limpieza.

La gran estrella del Acuario de Sevilla es un tanque de 9 metros de profundidad, siendo el más grande de la península y de los más grandes de Europa. Cuenta con dos enormes tiburones toro que conviven en harmonía con meros gigantes, rayas y más peces pequeños. Esta zona del acuario es sorprendente, pues vemos en todo su esplendor estas especies que, en más de una ocasión, se acercan al cristal principal permitiendo apreciar realmente su tamaño. Por supuesto, el mantenimiento de este tanque requiere un cuidado especial para los tiburones, y unos buzos se encargan de dar de comer a estos enormes escualos.

VIGILANCIA LAS 24 HORAS

Hay que estar en constante vigilancia en el acuario, incluso el guarda de noche debe revisar que todas los peces están correctamente y que ni las temperaturas o el pH de las aguas presente alteraciones. Los dos primeros meses son críticos para la supervivencia de las especies, pues aunque antes están un tiempo en tanques independientes de adaptación, deben acostumbrarse a su nuevo entorno. En el caso de que se produjera alguna muerte, debe ser retirada inmediatamente para que no contamine el agua.

El Acuario de Sevilla no se especializa en la reproducción de ejemplares, ni en la conservación de especies protegidas. Aunque llevan un proyecto especial con el CSIC para la reproducción de la tortuga marina (Caretta Caretta) de la cual hay un ejemplar pequeño que están criando en estas instalaciones y que se encuentra en el último tramo de visita del acuario.

En el ámbito científico, el Departamento de Biología Marina de la Universidad de Sevilla posee un convenio con este acuario para poder tener un laboratorio y poder así realizar estudios e investigaciones sobre la zoología marina, ayudando así a la conservación del medio ambiente.

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