La Duquesa de Alba y la Hermandad de los Gitanos

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Camarera de honor de María Santísima de las Angustias, medalla de oro, y gran benefactora de la Hermandad de los Gitanos aunque los que la conocían, aseguran que era una hermana más que acudía a la Iglesia del Valle a rezar a los titulares. Su vinculación con esta Hermandad de la Madrugá se remonta hasta la década de los años 50. Desde entonces, la mirada del Cristo de la Salud y la dulzura de la Virgen de las Angustias han conquistado el corazón de esta madrileña de nacimiento pero sevillana de corazón. 

En los momentos más difíciles de la hermandad, Doña Cayetana cedió dependencias del Palacio de Dueñas para que dicha coporación almacenara los enseres y pasos entre otros muchos obsequios, hcho que los hermanos de la corporación agradecen emotivamente. José Moreno, hermano mayor de la Hermandad de los Gitanos, en la entrevista realizada por Carlos Herrera la semana pasada aseguraba que "no había hermanos que tuvieran naves ni sitios donde guardar cosas como ahora, que tenemos todos amistades para pedir un favor, y se abrió un Palacio para los Gitanos para que guardaran sus enseres ahí ¿Tú crees que esas cosas se pueden olvidar alguna vez en la historia de la Hermandad de los Gitanos?".

Pero la ayuda de la duquesa de Alba no se queda aquí, a lo largo de estos años, Doña Cayetana ha ayudado siempre que ha podido. Un ejemplo de ello es el manto de salida que donó a la Virgen de las Angustias en cuyo centro se encuentra el escudo de la Casa de Alba. Además hay que añadir los respiraderos y los candelabros de cola del paso de palio. 

Además, la aportación económica a la que contribuyó la duquesa para la reconstrucción de la antigua Iglesia del Valle, actual Santuario de la hermandad, fue otro aconteciemiento a recordar por los hermanos: "Tenemos que estar agradecidos, no solo nosotros, sino Sevilla entera. Pero nosotros en primer lugar siempre tendremos en la mente a esta persona que nos ha dado tanto, tanta felicidad" afirmaba José Moreno.

"La sencillez y la cercanía de esta persona al pueblo y en la Hermandad de los Gitanos era impresionante, era la Duquesa de Alba la que estaba allí y ella no tenía ningún reparo en atender a las personas, en besar, en hacerse fotos con ellas…Entonces creo que eso siempre va a estar en nuestro corazón y en nuestra mente" continuaba el hermano mayor.

La duquesa de Alba no sólo contribuyó a la conservación del patrimonio de la Hermandad de Los Gitanos sino al cuidado de un legado de cientos de años. Hoy, sus cenizas descansan en el lugar en el que estuvo su corazón mientras latía: Junto al Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias. 

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