Corresponsal de guerra: una profesión muy peligrosa

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Los Estatutos del Corresponsal de Guerra afirman que estos profesionales se encargan de cubrir las funciones informativas en lugares de conflicto. Trabajar en estos lugares no es tarea fácil, a menudo conlleva multitud de dificultades que los periodistas deben afrontar para ejercer esta profesión. Desde vivir separados de sus familiares, o incluso no poder formar una familia, hasta poder ser secuestrados por grupos de guerrilleros que utilizan a estos profesionales para ejercer presiones a los gobiernos de los países de los que provienen.

Uno de los casos más llamativos que conocemos es el de Javier Espinosa, corresponsal en Siria del diario EL MUNDO, y Ricardo García Vilanova, el fotógrafo freelance, que fueron secuestrados el 16 de septiembre de 2013 por el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) en la localidad de Tel Abyad, ubicada en la provincia de Raqqa, cuando se dirigían a la frontera con Turquía para abandonar el país. Este secuestro conmovió a nuestro país durante los 197 días que duró. Afortunadamente, el 29 de marzo de 2014 fueron liberados y pudieron regresar a España. Este es solo uno de los miles de casos sobre secuestros de corresponsales que existen en el mundo, en este caso los secuestrados tuvieron un ‘final feliz’ y pudieron regresar a sus casas, pero son muchos los que terminan siendo asesinados. Por esto, el ejercicio de la profesión periodística como corresponsal de guerra requiere de vocación y cierta valentía para afrontar un trabajo así, con sus ventajas y sus desventajas.

Hay algunas distinciones en el ejercicio de la profesión según seas hombre o mujer. Según declaraciones de David Jiménez a EUSA News, una mujer a la hora de ejercer una corresponsalía de guerra tiene ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, en los países musulmanes. Por una parte, puede temer por su seguridad y en Egipto hemos visto casos de acoso sexual grave a reporteras que cubrían la primavera árabe. La ventaja es que las mujeres tienen un acceso más fácil al mundo femenino en esos lugares, pueden entrevistar a otras mujeres (los hombres normalmente solo pueden hacerlo delante de los maridos) y entablar relaciones de confianza.

Cada vez hay más mujeres haciendo gran periodismo por el mundo, David Jiménez cree que “se ha subido el nivel”. Las mujeres se encuentran en una gran desventaja general, es decir, en todas las profesiones siempre las mujeres tienen un sueldo menor u ostentan cargos inferiores al de los hombres. En el periodismo pasa lo mismo, y más si se trata de una corresponsalía que puede ser un cargo muy deseado. Hemos visto casos de acoso sexual a reporteras, como los que cuenta David Jiménez. Además de tener que soportar este tipo de vejaciones, las mujeres en el periodismo están infravaloradas, se suele pensar que si una mujer sale en televisión es por ser físicamente llamativa y no porque se lo merezca.

La periodista Rosa María Calaf ha declarado a este medio que la mujer sí que está discriminada, sobre todo en aquellos países donde es tratada inferiormente a los hombres del fundamentalismo extremo. Por lo que en muchas ocasiones a las mujeres periodistas les cuesta acceder a la información que necesitan. Sin embargo, tienen un punto a su favor, y es que al ser mujer, tienen opción de acercarse al mundo femenino, donde los hombres no tienen la opción de entrar, y según Calaf, es "donde realmente se construye la comunidad".

En cuanto a la situación actual de las corresponsalías, cada vez son más los medios que suprimen esta práctica, olvidando que es fundamental en un mundo globalizado y conectado en el que la información internacional es primordial. Estos optan por obtener la información de agencias, de esta forma nos encontramos que todos tienen la misma información y ninguno destaca por ser exclusiva. David Jiménez explica que su periódico, El Mundo, siempre le trató bien y le pagó adecuadamente. Pero todo está cambiando y ahora es más común utilizar a corresponsales freelance a los que se paga una miseria y no se ofrece ningún apoyo. “Creo que esto perjudica la calidad de la información internacional”, afirma David.

Como Pérez-Reverte cuenta en su libro Territorio Comanche, a la hora de huir de los territorios donde la guerra se está produciendo en ese instante, la huida es inmediata. No hay que esperar a grabar algo o a estar presente si el riesgo es muy alto. Además, siempre que haya que irse del lugar, hay que ir por el lugar que digan aquellas personas que te guían, nunca salirse de dichos límites. Si arriesgas, te expones más al peligro y al alcance de balas.

Las noticias pueden saltar en cualquier momento, hay que estar pendiente de los hechos, nunca se sabe a ciencia cierta lo que puede llegar a ocurrir. Esto también se le puede aplicar al periodismo en general, hay que ser periodista 24 horas. Cuando se es  corresponsal de guerra hay que estar más activo que nunca, las noticias pueden conllevar consecuencias mundiales. Además, un corresponsal de guerra es el que cuenta al resto del mundo las injusticias y la violencia que se está viviendo en los lugares de conflictos bélicos. Es importante informar sobre esto y colaborar para que dichos conflictos desaparezcan. 

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