Fue todo un poco precipitado, pero allí que me planté, en el Festival de cine de Málaga, yo con mi maleta y mi cámara, a pesar de los comentarios de la gente de que si estaba loca o 'flipada' por ir yo sola. No sabía muy bien lo que me iba a encontrar o lo que iba a poder grabar, posiblemente no haya sacado ni un plano bien, pero no pasa nada, grabar he grabado. Ha sido una experiencia increíble, inolvidable, en la que te relacionas con gente del sector, en la que te das a conocer, en la que aprendes como es aquello por dentro, y a saltar los obstáculos que se le ponen a un periodista con un poco de morro y gracia, sin perder la educación.
Recuerdo el primer día que llegue, era el día de la inauguración del festival, viernes. Lo primero que hice fue recoger la acreditación, era esencial para poder entrar a los sitios o intentar colarme. Cuando la tenía me fui directa a la terraza del Hotel AC, donde estaba allí Sheila Casas y tuve la oportunidad de poder hablar con ella y de que me presentara al aclamado Mario Casas entre la multitud de adolescentes (ahí empecé a repartir mis tarjetas, por si necesitan algo, nunca se sabe). Con todo el subidon me fui para la alfombra roja, donde tuve la oportunidad de estar con periodistas, de presentarme y de conocerlos, y de que me contaran su experiencia laboral, los mismos que me ayudaron a entrar a la gala después y poder ver en primicia el estreno de la film El bar.
El sábado conocí a dos chicos con los que pude ir a la rueda de prensa de la película Oro (película española que está en pleno rodaje, ambientada en el siglo XVI y basada en una obra de Arturo Pérez Reverte), aquí tuve la posibilidad de hablar personalmente, de tú a tú, con grandes actores como Raúl Arévalo, a los que le cuentas tus inquietudes y te dan consejo, fue increíble.
El sábado pasado volví ir a Málaga, a la gala de clausura, que puso el broche final con Señor, dame paciencia, dirigida por Alvaro Díaz Lorenzo . Si me creía que ya había vivido todo lo que tenía que vivir en el festival estaba equivocada. El sábado fue… un día… que no tengo palabras para describirlo. Solo digo que era una más entre actores, directores, productores y prensa.
En resumen que me he enrollado mucho, ha sido una experiencia brutal, la que volvería a repetir mil veces más y SOLA. Y sola lo recalco porque a veces hay cosas que son necesarias o más fáciles de hacer o acceder a ellas si las haces sola. Y si tienes un sueño o un objetivo y lo tienes claro ve a por el, lánzate, a pesar de los comentarios de la gente que te puedan echar para atrás. Esta experiencia me ha llenado de ilusión para seguir adelante. Si que quiere se puede. ¿Cuál será la próxima?
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